Capítulo Uno

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El invierno ya llegó y con él, las tan deseadas vacaciones de Navidad. La noche invernal llegó a un pequeño barrio de Madrid, una dulce niña de diez años aguardaba arropada en la cama a su abuela.

La niña de nombre de Martina que deseaba que su abuela le contase un nuevo cuento para dormir. No pasó mucho tiempo antes de que entrase a la habitación a paso lento, se dirigió a la librería tomó un cuento y se sentó en su mecedora.

- La bella durmiente no. -dijo con cansancio.

- ¿No quieres que te lo lea? -inquirió la abuela.

- No, ya me sé todos esos cuentos, quiero uno nuevo que no conozca. -pidió la niña.

- La balada de pardales. -susurró la abuela.

- ¿Qué es eso? – preguntó la niña.

- Una historia de hace mucho tiempo- dijo mirando hacia la ventana.

- ¿Y de qué trata? -cuestionó la pequeña niña.

- De una princesa, un trono que estuvo a punto de acabar con toda una civilización y un viaje en busca de una misma.

- Quiero oírlo abuela, por favor. -suplicó la niña.

- Esta bien, esta historia comenzó hace mucho tiempo... -empezó a contar para volver a mirar hacía la ventana y perder su mirada entre las silenciosas y frías calles del barrio.

Entre lo que se conoce como la aurora o el ocaso según se mire, en la línea del horizonte donde se unen el sol y el océano más allá de aquella frontera se encontraba otro mundo.

Cruzando aquel horizonte llegamos a otro mundo, a otra tierra llamada Matayrit, que se dividía en siete reinos, y un octavo reino que gobernaba a los otros cuyo nombre era Atalanta.

Cada reino contaba con su propia familia real y por tanto, con su propio emblema. El escudo no solo representaba a las familias sino también al animal espiritual que cada familia poseía y con el que estaban conectados, tanto era así que estos eran sus otras mitades y estarían con ellos siempre.

Llegando al caluroso desierto del sur de Matayrit encontramos el reino de Hamada, cuya gobernante era Zane junto a su rey consorte y sus hijos. El emblema de esta familia era "NOS SUNT, LUX" y en su escudo tenían un sol y un zorro. Como su animal espiritual.

El siguiente reino hacia el suroeste, bajo una gran grieta en el suelo, estaba el reino de Ignis cuyos gobernantes eran el rey Drake y su reina consorte Daila y sus hijos

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El siguiente reino hacia el suroeste, bajo una gran grieta en el suelo, estaba el reino de Ignis cuyos gobernantes eran el rey Drake y su reina consorte Daila y sus hijos. El lema de esta casa era "FLAMMA IN TENEBRIS SUMUS", y su animal no era otro que el dragón

 El lema de esta casa era "FLAMMA IN TENEBRIS SUMUS", y su animal no era otro que el dragón

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Matayrit I (Balada de Pardales)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora