⚽ Capítulo veintitrés ⚽

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Bianca

El dolor de cabeza estaba matándome, pero por alguna razón lo disimulaba bastante bien.

Eran poco más de las ocho de la mañana y la casa de Samuel podría haber estado en un pacífico silencio de no ser por Emilia y su música a todo volumen.

Sam, vámonos. —la voz de su padre resonó por todo el pasillo y llegó a la cocina. Sam puso los ojos en blanco y se apresuró a terminar de desayunar.

—¿Podemos devolverlo a Madrid? —preguntó con un deje de fastidio en su voz y Olivia negó con la cabeza.

—Tu lo querías aquí. —respondió ella y él suspiró.

—Ahora me arrepiento.

—¡Sam!

—¡Que ya voy, hombre! —le contestó, casi gritando y le dió un último mordisco a la tostada antes de ponerse de pie— Me tiene los huevos llenos, Oliver tenía razón. —se pasó la servilleta por los labios y volvió a dejarla sobre la mesa, caminó hacia Olivia y le plantó un beso en la mejilla— Te amo. —le dijo y a los pocos segundos se acercó a mí para abrazarme con todas sus fuerzas— Te adoro.—pronunció y dejó un beso en mi frente— Espérame y no vayas a ningún lado. —se separó de mí y se despidió con la mano, dispuesto a irse a su entreno.

—No la vas a tener presa toda tu vida, Sam. —le reclamó Olivia y él se giró hacia nosotras.

—No la asustes. —le advirtió y ella rió.

—No te prometo nada. —respondió, con un tono divertido. Sam estuvo a punto de decir algo, pero su madre habló primero— Tu papá se va a enojar si lo sigues haciendo esperar. —asintió y finalmente abandonó la cocina.

Nos quedamos en silencio, escuchando la pequeña discusión que ambos tuvieron antes de irse de la casa. Olivia negó con la cabeza y yo me reí porque nunca había escuchado algo así.

—Nueve meses de espera por cada uno y salieron igual de boludos que el padre. —se puso de pie y comenzó a levantar la mesa. Yo hice lo mismo— No le digas que dije eso. —negué.

—Prometo llevármelo a mi tumba. —dije y me quedé pensando en si era buen momento para hacer la pregunta que tanta curiosidad me causaba. Respiré profundo y conté hasta tres— ¿Puedo hacerte una pregunta? —ella asintió— ¿Cómo es la relación de San con su padre?

—¿Te ha comentado algo? —negué.

—Solo me ha dicho que no se llevan muy bien, también me dijo que cree que su padre lo odia. La última vez…

—Casi me da un infarto ese día. —confesó— Me imaginé el peor escenario posible y no pude estar tranquila en toda la noche. No quiero que pienses que Sam es un niño mimado y toda la cosa, me destruiría que la gente lo viera como alguien incapaz de valerse por sí mismo, pero. —guardó silencio durante un par de segundos— Agradezco muchísimo lo que hiciste y haces por él, de verdad. Creo que Sam jamás habría accedido a ir a terapia si se lo hubiésemos pedido Luca y yo.

—Solo quiero lo mejor para él.

—Lo sé. Y me hace feliz que veas por él de la misma forma en que el ve por vos. Sam no es muy diferente a su padre, podrá parecerse físicamente a mí, pero es igual a su padre en muchas cosas…quizás por eso chocan constantemente. Luca solía ser muy propenso a aceptar cosas por más que no le gustasen, y Sam también es así. En ese sentido, agradezco que seas tú quien me de una mano con él. —sonreí.

—¿Cómo hiciste para acostumbrarte a todo esto? —pregunté y ella me observó durante unos pocos segundos— Se que Sam es un excelente chico, y siendo honesta, me gustaría que lo nuestro siguiera sin problemas, pero.

Fuera de juego [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora