Bianca
—Eres Bianca, ¿No? —asentí.
El chico frente a mi comenzó a mirar hacia todos lados, metía las manos en los bolsillos, las sacaba, se las pasaba por el pelo y a de vez en cuando se mordía las uñas, pero no decía nada.
—No tengo todo el tiempo del mundo, rey ¿Que quieres? —pregunté y su nerviosismo pareció ir en aumento. Me miró a los ojos por un milisegundo y luego bajó la cabeza mientras se rascaba el cabello.
—¿Qué hicimos anoche?
No me lo esperaba en lo absoluto.
Teniendo en cuenta su manera de actuar y cuan nervioso se mostraba, asumí que abordaría el tema con un poco más de sutileza, pero al parecer el chico de sutil tenía poco y nada.
Lo miré de pies a a cabeza, creyendo que al observarlo se me vendrían vagos recuerdos a la cabeza, pero no obtuve nada. Sin embargo, tuve una visión mucho más clara de el, al menos más clara que la última vez que lo había visto.
No era muy alto, tampoco tan corpulento. Tenía la típica complexion física de un adolescente que practicaba alguna actividad física, o al menos eso era lo que su vestimenta me dejaba ver. Pero su rostro era lo que se llevaba absolutamente toda la atención; cejas gruesas, pestañas largas, la nariz pequeña y respingada y su labio inferior era más grueso que el superior. Nunca en mi vida había visto, personalmente, tantos rasgos femeninos en un hombre y me sorprendía lo bien que se veían .
El chico era visualmente lindo, quizás no atractivo a primera vista, pero era demasiado lindo.
—Creo que te está llamando alguien. —comenté al ver a otro chico a un par de metros de nosotros, en el interior de un vehículo y tocando la bocina constantemente. El chico frente a mí se dio la vuelta para ver de quién se trataba, protestó y volvió a dirigirme toda su atención.
—No sé quién es. —respondió y se pasó la mano por el pelo— ¿Podrías recordarme que pasó esa noche? Honestamente no recuerdo nada y me está generando cierto estrés no saberlo. Solo se que estaba festejando mi cumpleaños, que tomé de más y que desperté sin ropa en un hotel, supongo que pasé la noche contigo porque...no sé, mis amigos me dijeron que salí del boliche junto con vos y...agh. —se quejó al recibir un fuerte abrazo de parte del chico que lo estaba llamando minutos atrás.
—¿No me piensas presentar a tu amiga? —cuestionó el chico, dirigiéndome la mirada y guiñandome un ojo en el proceso. Puse los ojos en blanco.
—Oliver, ¿podrías dejarme a solas un momento? —preguntó mientras intentaba separarse del rubio, quien parecía superarlo en fuerza.
—Soy Oliver. —se presentó y estiró la mano en mi dirección— Juego en el Real Madrid. —sonrió con sorna.
—Como si a ella le importara. —interrumpió el morocho y apartó la mano de Oliver con un solo golpe— Salí de aquí, dale.
—Es más importante que ser un simple jugador de reserva. —comentó Oliver y segundos después comenzaron una pelea entre ellos, una pelea verbal que me estaba causando cierto disgusto.
Los observé durante varios segundos y, poco a poco, comencé a retroceder para alejarme de ellos y volver a tomar rumbo hacia mi hogar.
Las voces de los chicos se oían cada vez más lejanas, algo que me aliviaba de cierta manera. Busqué mi celular en el bolsillo y me dispuse a enviarle un mensaje a mi padre con la intención de decirle que ya estaba yendo a casa. En ese instante y de manera repentina, escuché pasos detrás de mí y por impulso comencé a caminar más rápido.
—Bianca. —cerré los ojos con fuerza y respiré profundo cuando volví a escuchar la voz del moreno— ¿Me darías tu número? —me volví hacia el, tratando de no arrancarle los pelos por la bronca que le tenía y sonreí falsamente— Perdón, mi hermano a veces es. —no lo dejé continuar, directamente saqué la pequeña tarjetita celeste y blanca de la farmacia y se la entregué— ¿Que es esto? —preguntó con curiosidad y algo de confusión mientras miraba dicho objeto.
—El tercer número es el mío. —respondí y me despedí con la mano, volviendo a retomar mi caminata.
—Por cierto. —gritó cuando yo ya estuve a cierta distancia de el— Soy Samuel.
—Ojalá te muerda un perro, Samuel. —murmuré y apuré mi paso hacia el auto una vez que lo tuve a la vista.
«Que día de mierda»
Tiene toda la cara a Olivia, lo amo.
(Recuerden que todavía es un nene)
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Fuera de juego [#2]
Roman d'amourSamuel Godoy no es el futbolista más destacado de Argentina, tampoco es el más conocido de sus hermanos, pero hace sus más grandes intentos por ocupar un lugar digno de su apellido. Jugador de la reserva de Boca Juniors, foco de críticas y comparac...