Capítulo 1

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VILLALOBO

SOFIA

—¿Alejandro Ruiz? —preguntó la profesora mientras pasaba lista a toda la clase.

—Presente.

—¿Adriana Aguilar Navarro?

—Presente, profesora.

–¿Sofía Spaggiari Velasco?

Todos se quedaron callados sin responder.

Lo acabo de escuchar todo por la ventana, este instituto tiene un pésimo servicio. Sí, están preguntando por mí pero es que ni de broma voy a plantarme ahí. Antes preferiría estar muerta.

Os pongo en contexto, hace semana y media me mude a un horrible pueblo, Villalobo para ser más concreto. Por culpa del papeleo y todas esas mierdas debo ir al instituto. No me gusta, no soy social, lo único que quisiera hacer es quedarme en casa acariciando a mi perrita.

Ah, y escuchando a Olivia Rodrigo.

Será mejor que me vaya antes de meterme en algún problema.

Mierda...

Mi madre, se llama Marina y realmente la quiero mucho pero joder no tiene porqué venirme a molestar ahora mismo...

Vale, parece enfadada. La acabo de cagar.

—A ver tú, niña. ¿Pero se puede saber por qué aún no estás en clases? —preguntó enfadada

Creo que me va a matar...

—Es que el profesor no está en clase y nos ha dicho que podemos irnos... —mentí.

Sí, acabo de mentirle a mi madre. Exactamente a esa mujer que me crió y que es imposible de mentirle.

Y encima con una excusa horrible, ay Dios...

—Sofía, me han llamado del instituto. ¡no me mientas! —dijo eufórica.

—No te estoy mintiendo, te lo juro.

Sí, sí le estoy mintiendo. ¿Por qué sigo haciendo esto? Pero es que no quiero ir.

—¡Una semana entera en la que te saltas las clases! Pero si tú eras una buena niña, ¡¿por qué me haces esto a mí?!

—Mamá...

Por suerte no me ha levantado la mano todavía, ni me ha amenazado con quitarme la PlayStation. Menos mal.

—¡Dos días sin PlayStation!

Joder... Para algo que sí me entretiene...

—Mamá, te lo voy a explicar.

—¡¿Qué me lo vas a explicar?! Pero niña, ¿tú acaso sabes el gasto que me hace este instituto privado? ¡Y tú te saltas las clases!

—Vale mamá pero no grites.

—¡No estoy gritando! —espetó, gritando.

—Joder, mamá pero tampoco te enfades...

—¡Ahora mismo nos vamos a casa! ¿Y cómo quieres que no me enfade? Me vas a volver loca algún día. ¡Cuando llegues a casa quiero una buena explicación!

Asentí con la cabeza, ella había gritado tan fuerte que incluso sentí que temblaba.

Dos días sin PlayStation sería sufrible y todavía más cuando esos dos días son el fin de semana... Pero oye, al menos me he salido con la mía y no iré a clases.

–¿Dos días sin PlayStation? Eso es una tontería, ¡mejor una semana!

–¡Pero, mamá!

—Ni peros ni peras ni manzanas, vamos anda. Sube al coche y ahora mismo se lo cuentas todo a tu padre antes de que a mí me dé un ataque.

Efímero (Los cuatro reinos) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora