Capítulo 11

34 4 3
                                    

VILLALOBO

ELENA

Azul ha caído. Dorado y Cieri Lunaris están en frente de Elena, Rosa, Violeta y Azul quien este último es una estatua convertida en oro, caída en el suelo.

Rosa siente desesperación, las lágrimas caen por sus mejillas al ver a su hermano en ese estado, ella furiosa intenta atacar pero sabe que no será suficiente.

Dorado y Rosa se enfrentan cara a cara, mientras los demás observan.

—Hey, hermanita, ni se te ocurra atacarme con tus poderes de viento si no quieres quedar como nuestro hermano mayor.

—¡Tú ya no eres mi hermano, vete a la mierda! —Los ojos de rosa estaban húmedos, lloriqueaba con rabia—. ¡Vuélvelo a su estado original!

—¿Por qué lo haría si me estás negando como hermano? Mira la pobre Violeta, debe estar harta de estar con vosotros.

Violeta estaba en shock, ni siquiera le salían las lágrimas, sus lloros internos sabían que no había opción y que todo finalmente acabaría.

Por otro lado, Elena tampoco sabía cómo reaccionar, intentaba con toda su ansia que Azul despertará.

—¡A ELLA NO LA METAS EN ESTO!

—Venga ya, Rosita. ¿Qué coño llevas puesto? Te vas a jugar por ahí en busca de llaves mágicas con un traje de hello kitty, por Dios. ¡Le estás quitando la credibilidad a los siete! Que por cierto, ahora solo somos yo, tú y Violeta.

—Has matado a todos mis hermanos, no dejaré que nos arruines la vida de nuevo, está vez no. —Comienza a hacer ondas con las manos—. ¡Hijo de puta!

De pronto, Elena aprovecha el momento perfecto. Llena de furia y frustración, decide acabar de una vez por todas.

—¡Sois unos hijos de puta! —Grita Elena mirando fijamente a Cieri Lunaris y a Dorado, pero ellos se ríen de ella.

En ese mismo instante, Elena comienza a utilizar su poder mágico para debilitarlos la mente a los dos, ambos caen doloridos con las manos en la cabeza. No soportan el dolor.

Y para terminar con esto, finalmente Rosa aprovecha su poder haciendo que una gran onda de aire se los lleve a los dos por delante a una velocidad inmensa.

—¡AAAAAH, QUÉ ES ESTO!

—¡ME LAS VAS A PAGAR, HERMANITA!

Tanto Rosa como Elena sonríen orgullosas y se terminan dando un choque de manos.

—¡Bien hecho!

—¡Huyamos lo antes posible!

Sin embargo, ambas se dan la vuelta mirando hacia atrás. Violeta está más firme y pálida que nunca que se las queda mirando.

—Chicas, no tenemos opción...

—¿Hermana de qué estás hablando?

—Eso, ¿de qué estás hablando? —el miedo cruzó el rostro de Elena—. Violeta, me estás asustando...

—Mirad. —Violeta señala el cuerpo de Azul—. ¿Creéis que tenéis opción después de eso?

—Dorado lo devolverá a su estado original, todo saldrá bien. ¡No podemos rendirnos ahora!

—Rosa tiene razón, juntas acabamos de alejarnos del peligro. ¡He paralizado a los dos más poderosos!

—Me parece que no me estáis entendiendo. —Interrumpe Violeta—. No estamos preparados para lo que está por venir, la profecía puede cumplirse en cualquier momento... —balbucea, apenada

Efímero (Los cuatro reinos) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora