Capítulo 3.

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Fina Valero

La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, invadiendo la habitación y obligando a despertarme. Me estiré en la cama, recordando la noche anterior, sonriendo por el encuentro inesperado con Marta. Ella resonaba en mi mente, como un eco que no podía ignorar.

Mientras desayunaba, me di cuenta de que los ojos de Carmen estaban fijos sobre mí; estaba muy callada, algo que no era propio de ella. Sabía por dónde venía el asunto, así que traté de ignorarla, hasta que por fin se rindió.

—¿Me vas a contar qué pasó ayer con MARTA DE LA REINA? —dijo, acentuando lentamente el nombre.

—Pues nada, que me la encontré de casualidad en el baño, la saludé y estuvimos hablando un rato —le respondí, intentando sonar casual, como si fuera algo normal, mientras por dentro me derretía pensando en ella.

De pronto, caí en la cuenta de que le pedí su número de teléfono y que había dejado el celular en silencio para evitar sucumbir a la tentación de hablarle y quedar como una desesperada. Agarré mi celular para corroborar que tenía su contacto y asegurarme de que no había sido un sueño o una invención de mi mente. Tenía varias notificaciones, pero una llamó mi atención y me detuvo el corazón por un instante, sin darme cuenta, grité de emoción.

—¿Qué ha pasado? —dijo Carmen y me miró asustada.

«MartaDeLaReina solicitó seguirte.»

Le mostré la pantalla a Carmen, incapaz de salir de mi asombro, y ella se emocionó aún más.

Confirmé su solicitud y empecé a seguirla al instante.

Entré a echarle un ojo a su perfil, que ya conocía porque lo había revisado varias veces a lo largo de los años. Tenía una cuenta verificada, con 440k seguidores. Verlo me hizo caer en la realidad, y de repente, me sentí avergonzada por haber sido algo descarada y directa con mis insinuaciones la noche anterior. Ayer, mientras hablaba con ella, era Marta, la adolescente que conocí hace años, mi primer crush de la niñez. No me di cuenta de que también era Marta, la superempresaria y, al parecer, también influencer.
Su cuenta era profesional, llena de fotos de alta calidad, casi siempre promocionando alguna charla que iba a dar, o algún evento al que asistiría. Me sentí intimidada al comparar su perfil con el mío, que apenas llegaba a los 3.000 seguidores, y que para mí ya eran demasiados.

Estuve un largo rato mirando sus fotos, admirando su belleza y todos los logros que había alcanzado, cuando vi que subió una historia a 'Mejores Amigos'.

«Marta me agregó a mejores amigos» pensé, super exaltada, y empecé a dar unos saltitos de felicidad.

Abrí la imagen y allí estaba ella, en una posa sugerente frente al espejo, en lo que parecía ser su habitación. Tenía el pelo suelto y alborotado, vistiendo un top y un short deportivo ajustado al cuerpo. Se le veían los brazos y las piernas tonificadas. Perdí la noción del tiempo mientras admiraba esa foto, incapaz de creer que esta mujer se levantaba así, tan radiante, después de una fiesta.

—Fina, que yo creo que para no ser nada tienes tú una cara de enamorá que ni te cuento...

—¡Ay! Bueno sí Carmen, estoy flipando en colores. La verdad es que Marta fue mi primer amor platónico de niña.

—¡Qué fuerte!, bueno algo yo me imaginaba, como para no fijarse en esa mujer...

—Le voy a responder la historia.

—Ya digo yo que, si te agregó a Mejores Amigos, por algo será...

—Con todos los seguidores que tiene, seguro que agrega a Mejores Amigos a todos sus conocidos...

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