CAP. 59

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A medida que iba pasando el tiempo nos hacían preguntas variadas y a Wends le costaba un infierno responder sin carraspear o si quiera mirarles al rostro, los padres lanzaban miles de indirectas sobre nosotras y yo sabía salir de ellas con una sonrisa y Wends... bueno Wends...

-Nubarroncito, ese rosa que lleva tu dama es especialmente espeluznante, estoy muy orgulloso de que hayas encontrado a alguien acorde a tus gustos -dijo el padre orgulloso-

-Desde luego no hay cosa que asuste mas a nuestra pequeña que los colores y esa personalidad tan vivaz, vivir aterrorizada es su sueño -me guiñó el ojo la madre y sonreí tímida-

-Ya basta -dijo Wends cabizbaja con las mejillas a punto de soltar vapor-

-Y dime Enid -me dijo la madre a lo que captó mi atención- ¿eres licantropa cierto?

-Si señora Addams -sonreí- no es que sea la mejor en ello pero si.

-No es necesario que seas la mejor loba de la ciudad, ya destacas en muchas otras cosas querida -me devolvió la sonrisa-

-Tanta amabilidad me va a hacer vomitar -dijo Wends con cara de pocos amigos a lo que la miré haciéndole puchero con los ojos y su rostro se destensó un poco-

-A mi me gusta -dijo Pugsley sin venir a cuento a lo que lo miramos todos y Wends se volvió a tensar- ¿que? es buena chica -comió de su plato-

Seguimos comiendo después de aquello y para distraer a Wends de su mal humor decidí tocarle la pierna por debajo de la mesa, esto hizo que le diese un escalofrío y me mirase como si fuese a matarme, volteó a ver a su familia y estaban demasiado distraídos charlando entre ellos y comiendo que no se daban cuenta de lo sucedido, mi mano iba subiendo por su pierna y ella simplemente no podía ni articular palabra, llegué a su ingle y tanteé un poco el terreno, noté su tensión, su respiración nerviosa, cada vez me iba acercando más.

-Argh... -suspiró Wends y aparté delicadamente la mano de su entrepierna- madre, padre -llamó la atención de los dos- nos vamos a la habitación, debo... debemos descansar.

-Sin problemas querida -dijo el padre-

Subimos y mientras admiraba la casa, entramos a su cuarto donde me cedió antes el entrar y entre mi distracción por cotillear la habitación oigo que puso el pestillo de la puerta, me giré para verla y desprevenidamente me cogió de la cintura acercándome a ella, me miraba con hambre, y entre suspiros de susto y ella de ansía me chocó contra la puerta quedando a centímetros de mi.

-No puedes hacerme esto a mi -dijo con la voz ronca-

Me besó con todas sus fuerzas y no pude evitar soltar un gemido, aquella escena me había alterado tanto las hormonas que se me habían salido las garras sin quererlo.

-Aráñame -dijo entre suspiros-

Me cargó encima de ella mientras seguía besándome y no pude evitar arañarle la espalda del éxtasis que me estaba haciendo sentir, cada vez me apretaba mucho más contra la pared, me dirigió hacía su cama y allí me soltó, se quedó pensando por unos segundos pero ya me había contagiado esa hambre y la cogí de la corbata haciéndola venir hacía mi, se sentó encima mía y volvimos a besarnos con pasión, entre gemidos ahogados y manos que tocaban todo lo que podían.

-¿Como se te ocurre provocarme delante de mi familia? -me dijo entre besos- eres una torturadora.

-Eso es lo que más te encanta -le contesté y al momento noté su mano apretando mi cuello- Mhm... Wends -logré decir-

Ante tanta excitación me fui tumbando poco a poco y ella a mi compás, tenerla encima era una vista espectacular y una cosa que estaba deseando desde hace mucho tiempo, sus manos apretaban mi cuerpo con fuerza, deseosa me miraba con su semblante serio y solo bastaba eso para mantenerme húmeda, siguió besándome y su mano hizo lo mismo que la mía en la comida, solo que la metió por dentro del pantalón, una vez en la ingle no pude contenerme.

-Wends.. -suspiré-

-¿Si? -me miró directa-

-Hazlo ya -dije desesperada a lo que noté una pequeña sonrisa victoriosa de su parte-

La mano llegó donde tenía que llegar y tiré la cabeza hacía atrás por el contacto de su mano en mi parte íntima, hacía tiempo que no lo hacíamos y se sintió muy bien, iba al ritmo que le marcaban mis gemidos y no me quitaba la mirada de encima, me excitaba que no pudiese dejar de verme, la cosa llegaba a más he introdujo un dedo más cosa que me ayudó a llegar al orgasmo, en ese momento de éxtasis noté que Wends estaba loca por mi, y nada le gustaba más que tenerme así. 

La cosa no se iba a quedar así y es que cuando pude respirar de aquel momento me incorporé y la tumbé cosa que quedó anonadada por la rapidez, esta vez yo estaba encima y no paraba de besarla, mis manos iban bajando por su cuerpo y pude ver como en repetidas ocasiones se mordía los labios.

-¿Quieres más? -le pregunté para obtener su consentimiento-

-De ti siempre -dijo susurrando-

Se me erizó la piel al escucharla pero no me detuve, bajé cuidadosamente dejando besos y marcas en su abdomen a lo que notaba sus bufidos de desesperación, le bajé el pantalón con cuidado, le besé las piernas y me hice a ellas, antes de agarrarle la cintura y darle placer le quité su prenda íntima mirándola para comprobar que estuviese bien y la cara que me mostraba no podía darme más morbo, una vez quitaba me dispuse a lo que tenía que hacer, a medida que iba haciéndolo, gemía cada vez más alto, no podía reprimirse, su cuerpo me guiaba como quería que lo hiciese, sus manos agarraban la sabana como si le fuese la vida en ello, y cuando por fin llegó su momento, fue una experiencia de la cual quiero volver a repetir, subí a darle un pequeño beso en los labios y verla agitada, despeinada y sudando fue una de las visiones que no quiero olvidar nunca, después del beso me tumbé a su lado y ella se subió sus prendas después dejando su cuerpo caer sobre la cama y a mi lado.

-Me encantas -le dije-

-Deberías de hacerme sufrir mas veces de esta manera -logró decir y sonreí-

Beso triste.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora