CAPITULO VI

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Es importante escuchar la canción

Diagnostico

Estaba en la completa nada, volando sobre el océano atlántico, solo veía agua y más que agua debajo de mí, estando a punto de llegar a Brasil me entere que la empresa Verstappen hizo que los inversionistas de las Empresas Sainz y Pérez se fueran y se unieran a la de Verstappen.

Comencé a entender del por qué nos alejaron, y tenía mucha curiosidad de como mis padres y hermano estarían sobrellevando eso.

Rio de janeiro era completamente hermoso, las luces nocturnas de la ciudad hacían que las costas del Mar se iluminaran, al bajar del avión para distraerme Carlos me llevo al cerro Corcovado para ver de cerca el Cristo redentor y contemplar desde esa cima la ciudad donde estaríamos por un tiempo.

La ciudad rodeaba las montañas, lo hacían más hermoso que las fotografías de la web, ya que encima de estos unas nubes estaban, formando su claridad con las luces amarillas de la ciudad. Escuchar las aves cantar detrás del Cristo era una locura, por un momento mi mente estaba en completa paz, hasta que cerré los ojos.

En esa oscuridad solo oí como yo trataba de gritar, mi respiración comenzaba a disminuir provocándome una agitación. Al tener los ojos cerrados los apretaba aún más, mi alrededor comenzó a moverse o eso fue lo que sentí. Estirando los brazos para enfrente tratando de encontrar a Carlos – ayúdame, le mencione. Carlos apresurado se acercó, tomándome de las manos guiándome para yo poderme sentar.

- Escúchame solo a mí – decía, concéntrate en mi voz. 

Aun teniendo a Carlos cerca su voz lo escuchaba lejos, solo le escuchaba en ecos.

– Concéntrate.

Comenzó a platicarme del día en que nos subimos a nuestra primera bicicleta, era navidad. La familia Sainz estaba en casa, mis padres a abrir los regalos después de la cena invito. Todos abrían sus regalos y nosotros dos, no encontrábamos los nuestros y discretamente Daniel se reía de nosotros por que íbamos a comenzar a llorar – aah, los de ustedes están afuera – dijo mi padre. Apresurados corrimos afuera y unas bicicletas con un Dron en cada uno encontramos, el Dron lo dejamos en el suelo y a la bicicleta intentamos subir, nuestros padres se rieron por ello y a lo que decidieron enseñar como andar, la nieve caía como lluvia, pero de una forma espectacular "era navidad" se escucha como a lo lejos los vecinos se reían y la pasaban a todo dar.

En la calle pasaba un grupo de jóvenes cantando canciones de navidad, las familias por donde pasaban salían con sus luces de véngala aplaudiéndoles en su caminar, las miradas de las familias eran hermosas por que estaban llenas de felicidad, todos unidos iluminando las calles de la ciudad.

Mi padre me cargaba sentado en sus hombros estirando mis brazos para sentir como caía la nieve, a Carlos lo cargaron estirando sus brazos en modo de avión, el hacia el sonido de un avión en el aire mientras corrían por todo el patio dejando sus hullas en la nieve. Nuestras madres unas luces de véngala prendían, y Daniel en el suelo haciendo siluetas de ángel.


La presión que le hacía a mis ojos las deje de hacer, mi respiración se fue normalizando, al abrir mis ojos Carlos me abrazo. Estuvimos un buen de tiempo sentados, platicando de lo hermoso que fue esa navidad.

La noche aún no se acababa y decidimos ir a cenar para después ir a nuestro hotel, pero simplemente no cene el apetito se me fue. 

Nuestras habitaciones no eran compartidas, pero estaban enfrente de la otra. Después del baño quise dormir, pero me fue imposible, cada vez que cerraba los ojos solo recordaba como Max me golpeaba o cada vez que soñaba que me decía que me ama, para después terminar en su habitación atado y al final despertaba asustado. No apague las luces y no cerré la puerta de mi habitación esa sensación de estar encerrado me abrumaba y más en un lugar que no conocía.

Sólo yo puedo tocarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora