CAPITULO XV

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¿Disculpa?

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De pronto el comedor quedo en silencio, nadie se movía, pero sus miradas estaban dirigidas a mí.

George tenía preguntas, pero tampoco las hacía.

Mi padre se puso de pie diciendo – toma asiento Daniel, yo iré. Su voz fue firme y autoritaria, esperando a que todos siguiéramos la orden. Lo vimos salir del comedor y salir de la casa – Max nunca entro.

Quizás la presencia de George me tranquilizó demasiado, el cual podía ahora formar pensamientos mas racionales y firmes o tal vez tuve el valor de ya no dejarme más. Me puse de pie y todos en la mesa solo me observaron. Esperando cual sería mi movimiento.

– ¿A dónde crees que vas? – pregunto Carlos.

– Hablar con él le respondí de una manera seca y sin mirarlo.

No te hagas daño, – dijo Daniel. Atajándome al hablarme.

– Estoy listo para hablar con él. – dije con firmeza.

– ¿Qué pasa? – pregunto George ¿sigue siendo tu novio?

– Ya no lo es – le respondí. Mirándolo mientras me tragaba el orgullo de que alguna vez sentí, que él fue mío.

– No te equivoques – dijo Carlos. Ustedes nunca hablaron sobre eso. No me gusta la idea, pero creo es necesario que arregles eso.

Mi mente me llevo en aquellas escenas vividas y en ni una le dije dejamos de ser pareja. – Yo solo me fui.

Aunque esa fue una manera de cortar, sabia que un hombre como Max no me dejaría ir fácilmente. – Ahora regreso solo les mencione.

Mi padre hablaba y le preguntaba ¿Por qué vino? que no era el momento y no tenía el por qué haber venido a nuestra casa.

Papá podrías dejarnos – le dije con determinación interrumpiendo su interrogatorio.

No mire directamente a Max solo a mi padre que le mostraba con las manos la puerta hacia la casa. – Hijo yo...

– Por favor.

Mi padre se abstuvo de comentar alguna cosa y solo entro, dejándome con Max.

Antes de que yo dijera alguna cosa, el comenzó a hablar.

Sergio ¿Cómo has estado? – me preguntaba.

Al haber escuchado esa pregunta mi subconsciente me hizo mostrar una pequeña sonrisa, irónicamente él fue quien me dejo en este punto.

Te extraño demasiado – siguió. Al verme que no le respondí.

Te necesito a mi lado – Tu eres mi todo, Pecas. Extraño abrazarte y decirte lo mucho que te quiero. Sigo amándote como si fuera la primera vez.

Esa última frase hizo que hiciera contacto visual manteniendo una mirada sostenida.

El tiempo lo vi detenerse, y me llevo a momentos hermosos donde fui feliz. Me veía riendo, jugando, bailando, corriendo junto a él. Mis ojos se pusieron llorosos.

Esos dos océanos que veía me arrastraban a lo más profundo. El miedo que sentía fue disipado hacia las profundidades y solo veía la parte dulce y buena de él.

Cometí errores y quiero arreglarlos – decía.

Te amo tantas pecas, que es me imposible seguir si tú no estás conmigo.

Sólo yo puedo tocarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora