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𝙈𝙚𝙣𝙩𝙞𝙧𝙤𝙨𝙖

𝙈𝙚𝙣𝙩𝙞𝙧𝙤𝙨𝙖

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La noche había caído sobre el barco de Zuko e Iroh, y el cielo estrellado se reflejaba en las tranquilas aguas del mar. Todo parecía en calma, excepto por una figura pequeña y risueña que corría de un lado a otro por la cubierta del barco. Li, o más bien Nurbanu, que ya tenía cinco años, se había negado a dormir, llena de energía y con ganas de jugar, y su "padre", Zuko, la perseguía sin mucho éxito.

—¡Nurbanu! —llamó Zuko, usando el nombre que solo él y su tío conocían—. ¡Es hora de dormir!

La niña, con su cabello negro alborotado y ojos brillantes de emoción, corrió en dirección contraria, escapando de los brazos de Zuko. Sostenía su juguete favorito, una pequeña muñeca de madera que Iroh le había tallado. La risa de la niña resonaba por toda la cubierta, llenando el barco de vida.

—¡No quiero dormir! —respondió Nurbanu entre risas, sus pies pequeños golpeando la madera con rapidez.

Zuko suspiró, pero no pudo evitar sonreír ligeramente. A pesar de lo mucho que quería que ella durmiera, la energía inagotable de la niña era contagiosa. Además, verla tan feliz y despreocupada le recordaba lo que realmente importaba. Desde que la había tomado bajo su cuidado, protegerla y darle una vida segura había sido su prioridad.

—Si no duermes, no tendrás energía para jugar mañana —intentó razonar Zuko, aunque sabía que esas palabras no tendrían mucho efecto en una niña de cinco años.

—¡Pero quiero jugar ahora! —replicó Nurbanu, sin detenerse.

Zuko aumentó la velocidad, decidido a alcanzarla. La niña giraba en círculos, esquivando a su "padre" con una habilidad sorprendente. A veces parecía que Nurbanu tenía el mismo fuego en su interior que él, un espíritu indomable que no se rendía fácilmente.

Desde la cubierta superior, Iroh observaba la escena con una sonrisa divertida en el rostro, disfrutando del espectáculo de su sobrino tratando de atrapar a la pequeña. Se cruzó de brazos, dejando que Zuko luchara un poco más con su desafío nocturno.

Finalmente, después de varios minutos de persecución, Zuko logró alcanzarla. La levantó en brazos mientras ella seguía riéndose, retorciéndose ligeramente pero sin resistirse demasiado. Sus pequeñas manos se aferraron al cuello de Zuko, y su risa comenzó a desvanecerse, cansada después de toda la energía que había gastado.

—¿Ves? Sabía que te ibas a cansar —dijo Zuko con un tono divertido, aunque jadeando un poco por la carrera.

Nurbanu apoyó su cabeza en el hombro de Zuko, abrazándolo con fuerza. —¿Me cuentas una historia antes de dormir, papá? —preguntó con voz más suave, ya sintiendo el sueño que antes había intentado resistir.

𝐔𝐥𝐭𝐫𝐚𝐯𝐢𝐨𝐥𝐞𝐧𝐜𝐞 [𝑂𝑧𝑎𝑖 𝑥 𝑂𝑐] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora