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𝙎𝙚𝙘𝙧𝙚𝙩𝙤

La sala de guerra del palacio estaba iluminada tenuemente por la luz de las antorchas, proyectando sombras que danzaban en las paredes mientras Ozai y Cecilia se inclinaban sobre un mapa de la Nación del Fuego

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La sala de guerra del palacio estaba iluminada tenuemente por la luz de las antorchas, proyectando sombras que danzaban en las paredes mientras Ozai y Cecilia se inclinaban sobre un mapa de la Nación del Fuego. Estrategias, movimientos y objetivos se trazaban con firmeza; la ambición de Ozai se reflejaba en cada línea que delineaba.

— Deberíamos atacar al amanecer. La sorpresa jugará a nuestro favor —sugirió Cecilia, su mirada fija en el mapa, cada vez más involucrada en los planes de su esposo.

Ozai sonrió, admirando su determinación.

— Tus ideas son siempre brillantes, Cecilia. Con tu conocimiento y mi fuerza, conquistaremos más territorios.

Mientras hablaban, Ozai se movió detrás de ella, envolviendo sus brazos alrededor de su cintura. La proximidad hizo que el corazón de Cecilia latiera más rápido. Se sintió segura y poderosa bajo su abrazo, y el calor de su cuerpo le proporcionó una calma que rara vez encontraba en medio de la agitación del mundo exterior.

— He estado pensando en lo que significa este nuevo futuro —murmuró Ozai, inclinándose para besar su cuello. Sus labios rozaron la piel de Cecilia, y ella cerró los ojos, disfrutando del momento.

— No es solo poder y conquistas; también se trata de la familia que estamos formando —respondió ella, sintiendo cómo su vientre comenzaba a redondearse por los cinco meses de embarazo.

Ozai, sintiendo la suavidad de su abdomen, acarició con ternura su vientre, dejando que su mano se detuviera allí por un momento.

— Este niño será un verdadero heredero, y con él, consolidaremos nuestra línea y nuestro poder. —La voz de Ozai estaba cargada de orgullo y deseo. La idea de un hijo, un varón que llevara su legado, lo llenaba de ambición.

Cecilia sintió un escalofrío al escuchar sus palabras. Sabía que su rol en la vida de Ozai no solo era ser su esposa, sino también ser la madre de su futuro, una responsabilidad que la llenaba de emoción y temor al mismo tiempo.

— Espero que sea tan fuerte como tú —dijo, volviéndose un poco hacia él, buscando sus ojos—. Y que también tenga bondad. Quiero que sea un líder justo.

Ozai frunció el ceño, como si esas palabras le resultaran extrañas.

— La bondad no tiene cabida en el trono, Cecilia. Necesitamos poder, y eso significa ser firmes. No hay lugar para la debilidad.

— No estoy hablando de debilidad. Estoy hablando de equilibrio —replicó ella, recordando sus propias ambiciones y deseos—. Un líder fuerte también debe ser justo.

𝐔𝐥𝐭𝐫𝐚𝐯𝐢𝐨𝐥𝐞𝐧𝐜𝐞 [𝑂𝑧𝑎𝑖 𝑥 𝑂𝑐] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora