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Your favorite crime 

Azula entró en los aposentos de su padre con una mezcla de determinación y malicia, sus pasos resonando en el frío suelo de piedra del palacio

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Azula entró en los aposentos de su padre con una mezcla de determinación y malicia, sus pasos resonando en el frío suelo de piedra del palacio. Ozai estaba sentado en su trono, una expresión de autoridad en su rostro, pero su mirada se tornó inquisitiva al ver a su hija acercarse con un aire de importancia.

—Padre, tengo algo que contarte —comenzó Azula, su voz temblando con emoción contenida.

Ozai la miró con atención, haciendo un gesto para que se acercara. Azula tomó una respiración profunda antes de continuar, sus palabras saliendo como un veneno cuidadosamente dosificado.

—Zuko ha estado en contacto con Cecilia en secreto. He encontrado cartas que demuestran su traición. Él y ella han estado conspirando, alimentando una relación que pone en peligro la lealtad de nuestra familia.

La tensión en la sala se volvió palpable. Ozai se enderezó en su trono, sus ojos brillando con furia.

—¿Qué dices?

Azula sacó las cartas de su túnica, extendiéndolas hacia su padre, quien las tomó con dedos temblorosos. Mientras leía, la ira de Ozai se convirtió en una tormenta, oscureciendo su rostro.

—Ella se atreve a traicionarme con un hijo que no es mío, a mantener contacto con el niño desterrado que considero un traidor —rugió Ozai, su voz reverberando en los muros de piedra.

—No solo eso, padre —dijo Azula, disfrutando de cada palabra—. Ella ha estado protegiendo a Zuko mientras finge ser la madre leal que siempre quisiste.

Ozai lanzó las cartas al suelo, su rabia alcanzando un punto de ebullición. Sabía que Cecilia había sido un pilar en su vida, pero la revelación de su traición lo quemaba por dentro.

—La única manera de restaurar el orden es eliminar a todos aquellos que amenacen mi poder —declaró Ozai, su voz fría y calculadora—. Necesito que todos mis hijos en común con ella sean eliminados. Zhen, Azulón, Zhi y Huan.

Azula sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero no mostró miedo. Sabía que su padre estaba decidido y que este era el momento en que ella podría demostrar su valía.

—Sí, padre. Eliminar a los bastardos asegurará que nadie tenga derecho al trono que no sea tú y yo.

Ozai se levantó de su trono, su figura imponente proyectándose en la luz tenue de la habitación.

—Y a Cecilia... ella debe pagar por su traición. Llevarla a las mazmorras. Que sienta el peso de su error.

La orden se sintió como una sentencia de muerte, y Azula observó con satisfacción mientras sus guardias se preparaban para ejecutar la orden.

𝐔𝐥𝐭𝐫𝐚𝐯𝐢𝐨𝐥𝐞𝐧𝐜𝐞 [𝑂𝑧𝑎𝑖 𝑥 𝑂𝑐] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora