Imagínate esto:

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Miguel te besa cada vez que hace una flexión en el suelo.

Estás debajo de él, intentando seguir  su rutina de ejercicios, pero luego de un par de minutos, te quedaste sin aliento. Miguel te arrastra por el tobillo y se cierne sobre ti mientras se coloca en posición para comenzar una nueva serie de flexiones.

Estás enjaulada debajo de él, con la cara sonrojada, sus grandes manos a cada lado de tu cabeza y de alguna manera tratando de contener la risa al ver su ceño fruncido, pero sabes que es serio cuando se trata de su entrenamiento.

Por cada vez que flexionaba su cuerpo, rozaba tus labios con su cálido aliento. Una y otra vez, y otra vez, hasta que lo atrapaste con tus muslos alrededor de su cintura y tus manos en su cuello, enrollándote a él tal cual koala. Para tu pequeña sorpresa, él te levantó sin mucho esfuerzo.

Sus labios se apretaron en una pequeña sonrisa mientras seguías aferrándote como un marsupial en su torso, hasta que sin previo aviso se derrumbó sobre tí, todo su peso cayó sobre ti por un momento, haciéndote exhalar. Y es en ese preciso momento cuando tu boca se abre, que la cubre con la suya. Ahogando todo intento de escape de tu aire en un voraz y delicioso beso. Sus grandes manos mantienen firme tu rostro mientras te besa, por un momento puedes sentir el filo de sus colmillos rozando tu boca.

Tus muslos estrujaron su estrecha cintura, atrayéndolo más hacia tí. Una de sus manos es suficiente para tomar y sujetar tus muñecas por encima de ti, mientras la otra recorre la curva de tus caderas, sólo para terminar apretando la gordura de tu trasero y restregar sin pudor alguno su ajustada entrepierna contra tí. Su lengua invade tu boca, dominando el pequeño músculo húmedo sin esfuerzo, siquiera necesita pelear por el control porque sabe que ganaría.

Miguel te besa hasta que siente tu cuerpo temblar, tu boca rogando por aire entre dulces gemidos. Y cuando se separa de ti, lo suficiente para dejarte tomar respiraciones profundas del aire que necesitas; sus colmillos puntiagudos capturan y tiran de tu labio inferior suavemente para luego succionarlo. Ganándose otro exquisito gemido mientras liberaba tu labio inferior con un pequeño pop.

Su rostro es tan estoico como siempre, pero sus ojos brillan con algo que ya conoces demasiado bien. Necesidad ...

¿Empezamos con el cardio?

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⏰ Última actualización: Sep 27 ⏰

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Miguel O'Hara Oneshots & DrabblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora