𝐑 𝐀 𝐌 𝐄' || [Sanzu × Mikey × Oc] BONTEN

𝐈𝐈

混沌とした

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Xena

一¿Cómo sabes mi nombre 一entro a la casa y me quedo parada esperando respuesta.

一Mis padres lo mencionaron cuándo me comunicaron el compromiso 一da la vuelta y comienza a caminar hacia el interior.

一¿Y? ¿Estás de acuerdo con tal estupidez? 一pregunto siguiéndolo por detrás mirando su espalda.

一Claro que no 一niega inmediatamente y se detiene en seco girando hacia mi 一Pero después de verte lo estoy considerando 一sonríe arrogante y sigue su camino.

Un escalofrío recorre mi espalda, me tenso un poco pero de inmediato vuelvo a la normalidad y me coloco a su lado.

一Te noto tensa.

一En lo absoluto.

一Has estado mirándome con esa cara de 'te voy a devorar' desde que me viste afuera 一se lleva las manos al pecho cubriéndolo de manera dramática 一¿Te gusta lo que ves pervertida?

一Que imbécil... 一susurro desviando la mirada molesta y avergonzada.

Como si él no me hubiera visto de la misma manera, cínico.

一Andando niña 一suelta una pequeña risita y me hace una seña con sus dedos para que lo siga.

一¡No soy una niña! Además tu pareces tener mi edad...

一¿De verdad? 一responde sin interés 一¿Qué edad tienes entonces abuela?

一Serás un dolor de ovarios.

一Yo diría que de piernas, pero todo depende de ti.

Mis ojos se abren desmesuradamente cuando escucho su contestación. Su respuesta ha sido buena lo admito, pero eso no le quita lo vulgar.

一Eres un...

一¡Xena, cariño! Que bueno que llegaste 一la voz de mi padre interrumpe.

¿Desde cuándo soy cariño para él? Ah si, debe ser porque ha llegado el momento de fingir que somos una familia unida y feliz... Que ridículo.

Entramos a un jardín impresionante, rodeado de mesas de mármol pulido y una piscina grande. En medio de todo, una fuente elegante con la figura de algo extraño, y más al fondo un bar exterior bien equipado de bebidas, complementando el ambiente de lujo.

Todos están sentados en una de las mesas esperando por nuestra presencia. Es tan considerado de su parte haber organizado una reunión, especialmente cuando ya han decidido nuestro destino sin siquiera preguntarnos.