Seis días, hace seis días exactamente que no supo nada de el, ni una llamada, un mensaje. Sentía un hueco en su estómago. No quería admitirlo pero Sarah tenía toda la razón, el no estaba interesado en ella del modo que ella creía.
–¿ahora a ti qué te pasá?–su madre pregunto de mal humor, sacándola de su trance.
–nada.–Ella nego terminando de acomodar los platos en su lugar.
–Isabella eres mi hija y te conozco, ¿que te sucede?–volvio a insistir.
–es un examen de matemáticas, es el mes que entra y estoy nerviosa.–
–ah es eso, estudia y no tendrás problemas.–dijo con obviedad hundiéndose de hombros.
–mamá, no es tan fácil, sabes que me esfuerzo, pero no quiero estudiar medicina es muy difícil.
–ya hablamos de eso.–dijo en tono de advertencia.
–Hablé con la tía de una amiga quien es representante de una agencia de modelaje y.
–isabella, por favor creí que te habías dado cuenta tu sola pero al parecer eres igual que el idiota de tu padre. ¿Crees que a alguien le interesaría poner a modelar a ti hija, eres preciosa pero no tienes nada para serlo, ni el físico ni el talento.-dijo con seriedad cruzándose de brazos.
–¿por que eres tan cruel?–isabella pregunto dolida de sus palabras tan frías.
–soy realista, en la vida hay muchas cosas que no nos va a gustar, estudia, consigue ese titulo y date una buena vida. No dependas de nadie nuca y si así es asegúrate que sea de un hombre con dinero. Pero tus gustos no pasan más alla de unos futuro conserjes.–rodo sus ojos tomando un vaso de agua.
La pelinegra se mordió la lengua, no quería darle importancia a lo que ella decía.
–mira a alicent.–ambas vieron por la ventana a la hermanastra mayor de Isabella.–ella lo tiene todo para ser una super modelo y sin embargo eso no le interesa. ¿Lo entiendes? Deja que otras se exhiban como un pedazo de carne con unos trapos.
Observo su teléfono pensando en si llamarlo o no, su pie derecho se movia por si solo, mordió su uña debatiendo si hacerlo o no.
–¿a dónde vas?–su madre pregunto detrás de ella saliendo de su habitación.
–a casa de Sarah.
–¿tan tarde?– pregunto viendo el reloj en su muñeca.
–es que después de eso iremos a el cumpleaños de Angelina, ¿te acuerdas?
–no bebas, ni te metas con cualquiera que se te atraviese por delante.–ese último comentario le dolió, como se notaba que su madre no la conocía. Dejo un corto beso en su mejilla.
Sus pasos eran lentos, a ser casi verano todo estaba bastante tranquilo.
Su cuerpo se tenso al ver al auto afuera de la casa de Nicholas. De inmediato rebuscó las llaves en su bolso tomandolas con fuerza.
Con los nervios en su estómago se acercó lo más que sus tacones le permitan, tocó el timbre. no paso dos segundos la puerta se abrió bruscamente.
Los ojos de el se suavizaron un instante, la mujer le sonrio pero esa sonrisa poco a poco se fue desvaneciendo al notarlo diferente, sus ojos y facciones se veían tan distintas.
–nick.–lo saludo con una sonrisa.
–¿isabella, que pasa?–pregunto con indiferencia.
–¿como estás, me tenías preocupada?