Isabella limpio sus lágrimas sentada al lado de Sarah, quien apoyo su cabeza en el hombro de ella rodeándola con su brazo.
–creo que lo perdí.–dijo después de un largo silencio. Unos cuantos días habían pasado de aquella discusión, aún no podía procesarlo.
–bella, no se que decirte de verdad, lo lamento mucho. Pero tal vez fue lo mejor.–su amiga ánimo acariciado su mano.
–no para mí. En mi vida, nunca me senti tan bien con una persona.–ella confesó mirando un punto fijo en la habitación de su amiga.
–el no era el indicado, el no te merece, si lo fuera te hubiera entendido y apoyado. No hecho lo que hizo.
–es que en parte fue mi culpa, debí buscar una solucion en vez de dejarlo.–dijo con arrepentimiento.
–me siento mal por todo lo que estás pasando Y si hubiese algo que pueda hacer por tu felicidad lo haría sin pensarlo.–dijo con sinceridad calentando el corazón de Isabella.
–ya te tengo como amiga, y eso es lo mejor que me ha pasado. Tu nunca me has defraudado, al contrario eres ya lo único que me queda.
–tu eres feliz con el.–la rubia dijo después de pensar por un largo tiempo.
–lo soy.–confirmo limpiando sus lágrimas.
–se que va sonar algo extraño, pero. No dejes que tú madre siga haciéndote la vida más infeliz. Búscalo, encuentren una solución para estar juntos. Si tu dices quererlo y el quererte a ti van a llegar a algo.–aconsejo con toda la buena intención del mundo.
–¿y mi madre? ¿Que hay con ella? Sabes que es capaz de cumplir con su amaneza. No quiero perderla, es mi madre y la amo demaciado, ya demasiado fue con mi padre.–ella dijo preocupada.
–yo se bella, pero es momento que veas por tu felicidad. Y si es con Nicholas , yo como tú amiga ya no voy a juzgarte si no apoyarte. Me di cuenta que en este tiempo fui una mala amiga por no ver lo feliz que eras con el. Ahora viéndote así eso me hace recapacitar. Aunque no sea de mi agrado aquí vale más tu felicidad. Y tienes que volver con el.
–creo que está enojado conmigo, me da miedo que me rechace. Dijo que no quería verme y...-
–¿tu lo quieres o no?–ella interrumpió acariciando su brazo.
–si, creo que hago más que quererlo.–la pelinegra confesó viendo a su amiga.
–entonces arriésgate y ve que
Sus pasos son ligeros, podía sentir el mundo pesado en sus hombros.
Llamo a la puerta por un buen rato, estaba decidida hablar con el, disculparse y si se podía arreglar las cosas.
La puerta finalmente se abrió, su sonrisa se borró de inmediato al ver una hermosa rubia frente a ella.
–¿si?–pregunto indiferente.
Isabella trago grueso sientiendo un amargo sabor de boca y su corazón latir demasiado rápido.
–¡hola! ¿Cómo estás?, nicholas. ¿El está?–pregunto con amabilidad.
–¿quien lo busca?–pregunto dándole una mirada de arriba a bajo.
–isabella.
–espera un momento.–dijo cerrandole la puerta en la cara.
Su mente le decía que se diera la vuelta y se fuera. Era más que obvio lo que ahí estaba pasando. Pero ella merecía una explicación al menos.
La puerta se abrió de nuevo, la rubia frunció sus labios y nego con su rostro.