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El cuerpo de Isabella cayo encima de la cama, las manos de Nicholas recorrían su cuerpo y su boca reclamaba la suya.
Las temblorosas manos de ella acariciaron la espalda del castaño, por encima de su camiseta.Un suspiro tembloroso salió de los labios de ella al sentir la boca de el en su cuello dejando besos húmedos, abrió sus piernas el no perdió tiempo posicionándose entre ellas, sus dedos recorrieron por su muslo erizando la piel de la chica.
Nicholas aspiro su fresco y dulce olor a flores, su nuevo olor favorito. Sus manos fueron a las finas tiras del vestido bajandolo por el hombro de ella, dejo un beso en el.
Las manos de Isabella fueron de prisa al cierre de su vestido en su espalda.–veo que no soy el único que está ansioso.–el sonrio besando sus labios cortamente.
La mujer solo fue capaz de reír nerviosa asintiendo con su cabeza.–bien, que bueno, por qué yo también tengo mucha prisa por comerte entera.–susurro con malicia retirando su vestido con agilidad de un solo movimiento, tomo ambas de sus piernas retirando sus tacones, sus labios dejaron cortos besos por sus piernas haciéndola suspirar.Retiro su camiseta dejándola boquiabierta, tenía un excelente físico, una marca en su torso debajo de su pecho la dejo algo distorsiona, la voz de el la hizo volver nuevamente.
–¿quieres ayudarme?–los ojos de el bajaron a su cinturón indicándole en dónde, ella asintio levantando su cuerpo, e intento desprender el cinturón sus manos se movían como el demonio de los nervios.
–lo siento.–murmuro intentando relajarse.
–esta bien solo tomate tu tiempo.–el susurro acariciando su cabello, sus ojos estaban puestos en sus pechos los cuales sobresalen debajo de su brasier.
La pelinegra lo intentó Pero los nervios siempre eran su peor enemigo y la leve erección la ponía aún más nerviosa.
Las manos de el sobre las de ellas ayudaron a relajarse, con una sonrisa y un guiño de ojo Nicholas desprendió con facilidad.
El rostro de la joven ardia de la vergüenza y su labio inferior era mordido sin piedad.
En cuestión de segundo el estaba totalmente desnudo frente a ella, los ojos de ella brillaron su respiración se entrecorto, los ojos de el estaban en ella, en su rostro angelical y su cuerpo totalmente apetecible.
Con una leve sonrisa se acercó a ella, quien por reflejo se arrastró más atrás de la cama apoyada en sus ante brazos.
–¿estas segura que lo quieres?–volvio a preguntar, sus reacciones lo hacían dudar en su consentimiento.
–es que si lo quiero Pero estoy nerviosa. Es solo eso.–confeso.
–preciosa no hay necesidad de estarlo, tu lo quieres y yo también. Eso es lo que importa.–el susurro acariciando su mejilla sonrojada.
Ella asíntio asíntio remojando sus labios.–veras que seré tan bueno que no querrás que esto pare en ningún momento.–susurro dejando un beso en sus labios. Su mano recorrió nuevamente el muslo de ella.Isabella sintió como su entrada se mojaba al solotacto sintiendose mal por qué fuera tan pronto.Quiso desabrochar su brasier pero el la detuvo negando con su cabeza.
–dejamelo todo a mi, tu relájate.–ella bajo sus manos
Las de el fueron a su espalda y desabrochó con algo de dificultad Pero logrando lo tan pronto quiso.Sus pupilas se dilataron al ver sus pechos, los más hermosos y jugosos que tuvo la dicha de ver.Lanzo el brasier lejos algún lado de la habitación, sus manos los tocaron y apretaron sus pechos poniéndose más duro de lo que estaba. Su verga dolió de la excitación al escuchar un gemido salir de los labios de Isabella al tocarla.