–lo empeoraste.–steve se hundió de hombros tomando asiento a su lado.
–gracias, si es por ti no me doy cuenta.–nicholas dijo de manera sarcástica.
–ella te gusta.–su amigo afirmo con una sonrisa.
–no por nada estábamos juntos.
–¿no que solo era para el rato?.–su amigo cuestionó sentándose en el sillón sacando un cigarro, jamás vio a si amigo celoso por una mujer en su vida.
–lo es. Bueno al menos lo fue, pero.
–pero te encariñaste.–completo su frase.
–ella quiere algo que yo no puedo darle.–
–el dinero no es problema, tu padre te daría lo que fuera para que volvieras.
–no es eso. Sabes que en nuestro mundo no es tan fácil llevar una vida normal, tengo enemigos Steve, no puedo imaginar que le hagan daño. A demás a mi padre solo quiero verlo dentro de un ataúd.–dijo lo último con frialdad y rencor al recordad a su padre.
–puedes protegerla, tienes con que.
–¿y mientras tanto que?, supongamos que le doy una relación seria con compromiso, después que me va a exigir matrimonio y hijos ¿y que hago?–
–dile la verdad, dile a lo que te dedicás y lo que hace tu familia, de que clase de familia eres realmente.–dijo con obviedad hundiéndose de hombros.
–no, ya le menti, le mostré otra persona de mi, ella piensa que trabajo como guardia de seguridad.
–¿un guardía de seguridad en un auto del año de alta gama?–cuestiono arqueando una ceja.
–piensa que aún me quedan cinco años para terminar de pagarlo.–explico dandole un largo trago a su whisky.
–¿y que vas a hacer?
–no se, no puedo decirle la verdad.–dijo decidido.
–entonces olvídate de ella. Y si te busca no la dejes acércarse.
–no lo hará, me vio con Dianna.
–¿que hacia con ella?–su amigo pregunto intrigado y sorprendido.
–no paso nada de lo que piensas, solo le pedí un poco de droga.–aclaro ante la mirada juzgadora de su amigo.
–¿Entonces?
–me vio aspirando, estaba muy drogado y creo que tal vez me sobrepase.
–que idiota eres hombre, de verdad.
–lo se, quiero pedirle perdón, la perra de su madre es un maldito estorbo, creme si Isabella me lo pidiera no dudaría en vaciar un arma en su maldita cara. Es una puta bruja, recuerdo muy bien cuántas veces hizo llorar a Isabella.
–recuerda que es la madre de la chica de quien estás hablando.–su amigo dijo en manera de advertencia.
–no lo haré, no voy a matarla aunque quisiera, aún mantengo el juicio.–dijo rodando sus ojos prendiendo un cigarro de nuevo.
Su verano no fue nada parecido a lo que planeo, todo se fue cuesta a bajo. Sarah se fue de vacaciones con su familia y Alex a casa de su madre en Chicago.
No tenía más amigos que ellos dos, eso era lo malo de todo.
Su única compañía era Maggie su hermana menor con quién pasaba los últimos días, en cuanto a Nicholas, lo extrañaba, lo admitía, pero aún se sentía dolida. La molestia se fue de ella, pero no podía evitar sentirse mal al ver dos veces a esa mujer en su casa y peor aún verlo drogándose. Ella no quería eso para su vida, un hombre infiel y que no cuidara de su salud a tal grado de llegar a eso.