Mecanismos de defensa | Maxley.

8

Max's POV

Volvió a ser lunes, eso significaba que volvería ver a Bradley. Eso me emocionaba, porque sabía que no tendría oportunidad de verlo hasta el viernes que era la siguiente clase debido a que toda mi semana iba a ser una locura por mis clases. 

El sol brillaba suavemente a través de las ventanas del aula, creando un ambiente acogedor. Mientras me sentaba cerca de Bradley, no pude evitar notar cómo su suéter le caía de manera casual, dándole un aire de despreocupación que me resultaba intrigante. Hoy se veía más relajado que de costumbre. ¿Habría pensado en el beso? Porque no definitivamente no había pensado en eso. De hecho ni lo recordaba, obviamente. 

Mierda, ¿por qué no habíamos hablado sobre eso aún? ¿o lo soñé? ¿por qué sentía que era el único que no dejaba de revivir el momento en su mente?

— Oye, ¿has pensado en cómo vamos a presentar nuestro proyecto? —le pregunté, tratando de mantener un tono ligero.

Bradley miró hacia mí y sonrió, aunque la sonrisa era tímida, casi reservada. — Supongo que podemos hacer algo sencillo. No hace falta complicarlo.

— Simple y efectivo, me gusta. Eres bueno con eso. — La respuesta salió de mi boca antes de que pudiera detenerme. Intenté ocultar una sonrisa, pero su reacción fue sutil; apenas un levantamiento de cejas, pero supe que le gustó.

La charla fluyó, y mientras hablábamos de las ideas para el proyecto, me di cuenta de que disfrutaba de esos momentos a solas con él. Cada vez que nuestros ojos se encontraban, había una chispa que iluminaba el aire entre nosotros, aunque ambos el parecía ignorarlo. ¿Estaba emocionalmente distante? ¿o yo sólo estaba sobrepensando?

— Sabes, podríamos hacer un video. Algo divertido, algo que muestre nuestras personalidades —sugerí, buscando su aprobación.

— Eso podría funcionar. Aunque no estoy seguro de si mi personalidad es tan divertida — Bradley se encogió de hombros, pero su tono tenía un matiz juguetón.

— Vamos, seguro que tienes más de lo que crees —le lancé una mirada retadora—. Podríamos hacer una competencia de quién es más aburrido.

Él soltó una risita, y por un momento, el mundo exterior se desvaneció. La risa fue un pequeño triunfo, y me sentí más conectado a él que nunca. Pero, en el fondo, la preocupación seguía acechando. Sabía que había algo que lo oprimía, y aunque no quería interrumpir este momento ligero, no podía evitarlo.

— Oye, ¿quieres salir un día a comer algo? Solo para relajarnos después de las clases —la pregunta salió más rápido de lo que esperaba.

Bradley titubeó un instante, como si la idea lo sorprendiera. — No sé, Max. Tengo que estudiar y... hay cosas en las que tengo que concentrarme.

Pude ver una sombra de defensiva cruzar su rostro, y me pregunté si había más detrás de su negativa. No quería presionarlo, pero mi mente empezó a girar en torno a su respuesta. Su actitud parecía una forma de protegerse, aunque no quería etiquetar lo que estaba viendo. Vamos, Max, no lo pienses tanto, sólo está ocupado.

— Está bien, no quiero que sientas que tienes que hacerlo. Pero sería genial pasar un rato —intenté no sonar desilusionado.

Bradley sonrió de nuevo, pero esta vez fue una sonrisa más melancólica. — Tal vez otro día.

A medida que la conversación avanzaba, sentí la tensión en el aire cambiar. Cada vez que él se pasaba la mano por el cabello o se reía, era como si ambos estuviéramos jugando un juego sutil de atracción, pero al mismo tiempo sentía que me estaba alejando.