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Max's POV

Los días continuaron deslizándose entre nosotros, y cada interacción con Bradley se sentía como un capítulo nuevo en una historia que apenas comenzábamos a escribir. Esa mezcla de risas y momentos compartidos se convertía en un refugio que ambos disfrutábamos, y aunque las preocupaciones de la vida cotidiana seguían presentes, había una ligereza en nuestra relación que me llenaba de esperanza.

Una tarde, después de una clase de bienestar psicológico, decidí que era momento de dar otro pequeño paso. Mientras caminábamos hacia el café, sentí que la atmósfera estaba cargada de posibilidades.

— Oye, he estado recordando... —comencé, buscando su mirada— me debes una salida al cine.

Bradley se detuvo, su expresión reflejaba sorpresa. — ¿Lo decías de verdad? —preguntó y reí por su expresión, asintiendo—. ¿Iríamos con los demás?

— Bueno, en realidad estaba pensando en solo nosotros dos —dije, sintiendo que el corazón me latía más rápido—. Pero si prefieres hacerlo con más amigos, está bien.

Se quedó en silencio por un momento, como si sopesara la idea. — No estoy seguro, Max, no sé qué tan divertido sea salir conmigo.

— No tienes que ser un experto en salir, solo tenemos que disfrutar del momento. Además, puedo prometerte que yo me encargaré de la conversación—le dije con una sonrisa, intentando hacer que la idea sonara más atractiva.

Finalmente, una leve sonrisa se dibujó en su rostro. — Está bien, tal vez podríamos intentarlo. Pero no prometo no distraerme con la película.

— Eso sería todo un desafío —respondí, sintiendo que la conexión entre nosotros se hacía más fuerte.

El fin de semana llegó y nos encontramos en el cine, la emoción palpitante en el aire. La película comenzó y, aunque intentamos concentrarnos en la trama, había una especie de burbuja a nuestro alrededor que hacía que todo fuera más interesante. Nuestros brazos se rozaban ligeramente cada vez que movíamos las palomitas, y cada pequeño contacto parecía encender un chispa entre nosotros.

A mitad de la película, me atreví a romper el silencio. — Oye, ¿te gustaría hacer esto más a menudo? Ir a ver películas, explorar lugares, salir un poco de la rutina.

Bradley se volvió hacia mí, su mirada seria pero con un destello de alegría. — La verdad es que me gustaría. No sabía que salir contigo pudiera ser tan... agradable.

Me sentí animado por su respuesta. — Y quién sabe, tal vez después de la próxima película podamos encontrar un buen lugar para comer. ¿Te imaginas? —dije, lanzando un guiño.

La risa de Bradley iluminó la sala oscura del cine, y ese sonido era todo lo que necesitaba para sentirme bien. — De acuerdo, pero no te dejaré elegir el restaurante. No quiero que terminemos en un lugar extraño.

— Trato hecho. Pero si terminamos en un lugar raro, no te quejes cuando pida el plato más exótico del menú —repliqué, disfrutando del juego.

Al final de la película, cuando salimos, el aire fresco de la noche nos recibió. Nos dirigimos a un pequeño café cercano, y mientras tomábamos un café como de costumbre, sentí que cada momento juntos era un ladrillo que cimentaba nuestra relación. La conversación fluía con naturalidad, y cada risa compartida parecía deshacer un poco más las barreras que Bradley había levantado.

— Sabes, Max, creo que estoy comenzando a disfrutar más de esto. De salir, de pasar tiempo contigo —dijo, sus ojos brillando con sinceridad.

— Me alegra escuchar eso. Siempre es mejor cuando estamos juntos —respondí, sintiendo que el aire se volvía más ligero entre nosotros.

Mecanismos de defensa | Maxley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora