Capítulo 41: Sombra de una Vida Pasada IV

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Kaede caminaba con calma hacia la finca de Sukuna, recordando que ya habían pasado varios meses desde que se formaron como equipo. Aunque al principio las tensiones entre los tres eran inevitables él, Sukuna y Miyako, la fuerza de las maldiciones crecio con sus nacimientos obligando a los clanes a unir a los jóvenes más prometedores. Con el tiempo, habían aprendido a trabajar juntos, a pesar de las diferencias en sus personalidades y metas. Hoy, sin embargo, no se trataba de una misión. Sukuna estaba concentrado, sus movimientos fluidos pero llenos de una fuerza imponente. No hizo falta que Kaede anunciara su presencia; Sukuna lo notó al instante.

"¿Ahora qué sucede?" gruñó, sin detenerse. "Acabamos de terminar una misión hace tres días. ¿No tienen a nadie más para hacerlas?"

Kaede, divertido, solo sonrió. "No es eso," respondió Kaede tranquilamente. "Solo vine a felicitarte y darte un regalo."

Sukuna frunció el ceño, claramente irritado y algo desconcertado. "¿A qué viene eso?" preguntó, deteniéndose finalmente, con el sudor aún cubriendo su frente.

"¿No es tu cumpleaños? Cumples 18 hoy, ¿no?"

Sukuna suspiró y se secó la frente con la mano. "¿Quién te lo dijo...?"

"Solo pregunté a los superiores y me lo dijeron. Miyako vendrá más tarde. Dijo que su regalo no te va a gustar."

"¿Ella también?" Sukuna chasqueó la lengua con disgusto.

Kaede le ofreció el paquete envuelto. "Ten... míralo de una vez."

A regañadientes, Sukuna tomó el regalo y lo desenvolvió con desinterés, pero su expresión cambió al ver lo que había dentro. "¿Qué es esto?"

"Bonita, ¿verdad?" Kaede sonrió, satisfecho. La pequeña arma que Sukuna tenía en sus manos era una daga de hoja curva y afilada en un solo lado. La empuñadura estaba reforzada con dos aros que se cruzaban en ángulo recto, creando una estructura única y funcional.

"¿Esto no es de tu clan?" preguntó Sukuna, mirando a Kaede con una mezcla de sorpresa y sospecha.

"Sí, pero seré el líder dentro de poco. Se llama Kamutoke. Encaja bien con tu estilo de pelea. Su principal característica es que, si la estimulas con energía maldita, lanzará torrentes de electricidad al objetivo que marque."

Sukuna, intrigado pero sin decir una palabra, infundió la daga con su energía maldita. Al instante, un rayo masivo cayó del cielo, directo hacia Kaede. Sin inmutarse, Kaede levantó la mano como si estuviera a punto de sostenerlo. Una luz cegadora envolvió el lugar, seguida por un estruendo que resonó en todo el bosque.

Cuando la luz finalmente se disipó, Kaede estaba de pie, su mano extendida con una pequeña grieta que ya comenzaba a cerrarse. "Sabía que harías eso... geez, un 'gracias' habría sido suficiente, ¿sabes?"

Sukuna observó la grieta que desaparecía rápidamente y, por un momento, solo lo miró con una mezcla de sorpresa y admiración. Luego, con una voz más baja, casi vacilante, preguntó: "¿Por qué me das esto...? No lo entiendo."

Kaede lo miró con una sonrisa tranquila, como si todo ya estuviera planeado. "Ya te dije, no se cumplen 18 todos los días. Además..." hizo una pausa, pensativo, antes de continuar, "tarde o temprano, vas a necesitar algo más que solo fuerza bruta. Y quiero que estés preparado para lo que vendrá."

Sukuna levantó una ceja, claramente poco convencido, pero aún sosteniendo la daga con firmeza. "Tch, no necesito prepararme para nada. Todo lo que necesito está justo aquí," dijo, señalándose a sí mismo. Pero, en el fondo, Kaede podía notar que Sukuna entendía el gesto, aunque nunca lo admitiría abiertamente.

Jujutsu Kaisen: RenacimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora