Jujutsu Kaisen: Renacimiento

Capítulo 46: Propuesta

Kaede se encontraba sentado en el suelo, recostado contra una columna del edificio, mientras Mai se ocupaba de curar sus heridas. Su cuerpo llevaba varias laceraciones recientes, un recordatorio de lo caótico que había sido todo últimamente. Mai, con la mirada fija en las heridas, aplicaba ungüento sobre su piel con una concentración casi obsesiva. Kaede, aunque lo disimulaba, apreciaba la atención. Últimamente, ella se le había apegado mucho. "No la culpo," pensó, recordando cómo la trataban en el clan Zenin, peor que a un perro. Sin decir palabra, alzó la mano y le acarició la cabeza suavemente, un gesto que no tendría sentido si alguien viera a "Naoya" hacerlo. Mai se congeló por un instante, sorprendida por la caricia, pero no se apartó.

"Has mejorado bastante", comentó Kaede en un tono suave pero firme, rompiendo el silencio mientras observaba cómo Mai se ocupaba de sus heridas.

Mai alzó la vista lentamente, sus ojos grandes reflejaban sorpresa. No estaba acostumbrada a recibir elogios, menos de alguien que creía que era su primo. "¿Me viste? Pero... perdí", murmuró, claramente incrédula ante las palabras de Kaede.

Kaede esbozó una sonrisa de lado, una que Naoya solía utilizar, pero esta vez con un aire diferente. "Dije que has mejorado, nada más. Cometiste algunos errores, pero eso es parte del proceso. Con cada derrota viene la mejora. Tus reflejos fueron buenos, y te adaptaste a los imprevistos. Aunque necesitamos ajustar un par de cosas en tu técnica de combate."

Mai continuaba con los ojos fijos en Kaede, sin poder asimilar del todo que alguien, especialmente "Naoya", la estuviera reconociendo de esa manera. Era un sentimiento extraño para ella. "Gracias..." dijo en un susurro casi inaudible mientras volvía a aplicar el vendaje en el brazo de Kaede.

Antes de que pudieran continuar con la conversación, una presencia familiar invadió el espacio. Kaede se tensó ligeramente, aunque lo ocultó casi al instante. Gojo Satoru, con su habitual sonrisa despreocupada, se acercaba con Itadori colgando de su hombro, el joven lucía exhausto. Satoru levantó la mano en un gesto casual, saludando con su característico estilo. "Oh, parece que te lastimaste. ¿Intentando ser el héroe, Naoya?" soltó con una risa ligera, claramente burlándose.

Kaede alzó una ceja y le dirigió una mirada fría, una que parecía perfectamente sacada del repertorio de Naoya. "Fui a ayudar a tus queridos estudiantes," replicó, manteniendo el tono sardónico. "En lugar de burlarte, deberías agradecerme. Si no hubiera intervenido, uno de ellos probablemente estaría muerto a estas alturas."

La sonrisa de Gojo se desvaneció por un segundo, reconociendo la verdad en las palabras de Kaede, pero se recuperó rápidamente, aunque con menos entusiasmo que antes. "Bueno, buen trabajo entonces. ¿Feliz?"

Kaede bufó, rodando los ojos con exasperación. "Vete al diablo. Te están esperando adentro."

Gojo asintió, sin perder la compostura, y dejó a Itadori en el suelo, sacudiéndose las manos como si acabara de soltar un peso insignificante. Itadori, a su lado, intercambió una mirada rápida con Kaede. Antes de que pudiera evitarlo, Kaede soltó un comentario mordaz. "¿Qué miras? ¿Te gusto o qué?"

Itadori hizo una mueca de disgusto y desvió la mirada, siguiendo a Gojo hacia el interior del edificio sin decir una palabra. Sin embargo, antes de desaparecer por completo, Itadori lanzó una última mirada rápida en dirección a Kaede, como si aún estuviera intentando entender qué tipo de persona era "Naoya".

Kaede suspiró cuando ambos desaparecieron de su vista. Mientras tanto, Mai aún mantenía la cabeza gacha, como si la presencia de Gojo hubiera sido demasiado abrumadora para ella. Kaede la observó por un momento, y luego habló con un tono firme. "¿Y tú por qué tienes la cabeza gacha?"

Mai pareció encogerse aún más. "Ese era Gojo..." susurró, como si el simple hecho de nombrarlo fuera razón suficiente para su actitud sumisa.

Kaede chasqueó la lengua con molestia, su voz llena de desaprobación. "¿Y qué? Tú eres una Zenin. Al menos levanta la vista. ¿Acaso me viste a mí aceptar su mierda?"