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Saya detuvo sus pasos al ser rodeada por un grupo de mariposas de diferentes tonos de rojo y azul, eran muchas, tantas que era imposible contarlas.

—Son de Shikku— Murmuró Inojin, mientras su ceño se fruncia.

—¿Puedes encargarte?

—Si, no hay problema.

El Yamanaka abrió su pergamino, dibujando de inmediato pequeños pájaros de tinta que luego de hacer un sello tomaron vida.

Volando directamente hacia las mariposas y explotando al instante, en pocos segundos no habían ni pájaros ni mariposas.

Ambos chicos siguieron su camino, encontrándo cada poco tiempo aquellas mariposas, algunas de ellas explotaban cada que alguno de ellos estaba cerca.

—Eso es...

Frente a ellos, lo que parecía ser un gato apareció, media al rededor de un metro, tenía en su espalda un par de cortas y tiernas alas de color rosa, sus ojos eran más grandes de lo normal, dándole una apariencia tierna y a la vez cómica.

Al ver a aquel animal de tinta, Inojin dio un paso atrás, la preocupación de inmediato se reflejo en su rostro, aun era vivido lo que aquel tierno animal le hizo en su hombro.

—No dejes que te abrume— Susurro Saya al notar sus acciones.

—No lo hago.

—Yo estoy aquí, relajate.

Un sentimiento extraño inundó a Inojin, era cálido sabía que podía contar incondicionalmente con Saya, pero como hombre también sentía cierta desgana, pues creía que él era el que debía protegerla.

Saya inclino levemente su cabeza, cruzando miradas con la persona que había aparecido en algún momento a un lado de Inojin.

—Por fin te dignas a aparecer, Shikku.

Con sorpresa Inojin se giro hacia el lugar en donde se encontraba su hermana, un aura negra la rodeaba, la Yamanaka estaba descalza, su largo cabello suelto y despeinado, su mirada siempre alegre era vacía.

—Shik...

Saya tiro del brazo al chico, evitando que aquel gato enterrara sus largas garras en su piel.

La Uchiha levantó su pie y sin una pizca de duda golpeó a aquel animal, destrozando su cabeza en un instante, sabía que ese era el punto débil del jutsu de su amiga.

—¡Saya, detrás de ti!

Por instinto, la peli negra tomo de un brazo a Shikku, quien permanecía inmóvil y la tiro al suelo junto a ella, otro gato del mismo tamaño salto sobre sus cabezas, cayendo a unos pocos metros.

Saya observó por un momento el rostro de su amiga, por primera vez en su vida sintió un dolor en su pecho qué no conocía, ese par de ojos, eran muy desconocidos para ella.

—Shikku... ¿quién fue?

—Saya.... Estamos en problemas...

Al levantar la vista, la Uchiha de vio rodeada por innumerables gatos de tinta, cada uno de ellos llevaba un sello explosivo en su frente.

Alrededor de 20 de ellos.

—Como es posible...— Inojin bajo la mirada hacia su hermana que parecía ida, se preguntó cuanto chakra había gastado su hermana, y que tan enojada estaba.

—15...

—¿Eh?

Saya se levantó obligando a su mejor amiga a hacer lo mismo.

Hilo rojo [Uzumaki Boruto] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora