8. De algodón

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Después de mi breve paso por el hospital no volví a hablar con Bakugo.

Hasta la pijamada.

Momo estaba mucho más que decidida a integrarme en el grupo de clase. Me aseguraba continuamente que ligaría muy bien con las chicas y que al sentirme más cómoda, me costaría mucho menos realizar ciertos entrenamientos de la U.A.

Obviamente, aunque llevara razón, se que tenía un trasfondo más allá del mero hecho de mejorar como heroína y es que, desde que se acercó a mi por primera vez, sentía que ella sentía la necesidad de protegerme cada vez que me miraba a los ojos... No habíamos mantenido conversaciones que se salieran de los temas de clase, los ejercicios y la materia. Pero siempre me repetía que estaba muy rota.

El resto de mis compañeras también sintió bastante preocupación por mi estado de salud después de los Juegos Olimpicos y como tendríamos unos días para descansar antes de reincorporarnos a la rutina de clase normal, Momo tuvo una brillante idea:

Invitarnos a todas las chicas a dormir una noche en su casa.

Al principio me negué rotundamente. Mi decisión de no sentir apego hacia nadie era severa, sin embargo, ya pasaba mucho tiempo con Yaoyorozu y mi mente estaba tan colapsada, que necesitaba un desliz. Así que acepté. Y quien me conoce sabe que ni soy discreta, ni muy espabilada en mi vida cotidiana, lo que me llevó a desencadenar algo por lo que culparía a mi despiste después.

Por mayor comodidad, mis compañeras crearon un grupo para hablar sobre la pijamada y no estar con el "corre ve y dile" entre nosotras. Algo práctico, vaya. Como yo suelo despertarme sin saber muy bien ni cuál es mi nombre, cometí el error de escribir por el grupo de clase en lugar del que habíamos creado aparte... Y los chicos, movidos por Denki Kaminari, uno de mis compañeros con los que, por añadir algo, aún no había mantenido mucha conversación,  terminaron por decidir que ellos también harían una pijamada de chicos, ofendidos por no ser invitados a la de las chicas.

Sinceramente, sólo creo que se ofendieran Mineta y Kaminari. Pero tal fue su nivel de persuasión, que la mayoría acabaron accediendo a su propuesta.

Nuestra "fiesta" se celebraría en la casa de campo de los Yaoyorozu y por mera casualidad, Yuga Aoyama, otro extravagante compañero de clase, tenía una casa de campo a escasos metros de la de mi compañera.

Así que ahora me encontraba haciendo una pequeña bolsa de viaje para ir a pasar la noche a casa de mi amiga. Con todos los chicos, incluyendo a Midoriya, en la casa de al lado.

Eso me ponía bastante nerviosa de nuevo. No había podido agradecerle aún al peliverde que estuviera tan presente en el hospital, pese a que con las chicas sí que había podido hablar.

Respecto a Bakugo, ni siquiera esperaba verlo ese día. No parecía un chico que compartiese su tiempo libre con los de la clase, ni tampoco con nadie en general. Creo que era tan narcisista que ni se permitía el lujo de tener relación con cualquier otra persona que no fuese él, "el futuro número Uno". Me ponía enferma. Aún así, también quería darle las gracias, ya que me parecía bastante obvio que los mochis eran suyos.

Una vez llegamos a casa de Momo, las chicas subimos a instalarnos.

Íbamos a dormir todas en la misma habitación, en sacos de dormir, como en los campamentos de verano. Yo nunca había hecho algo semejante y la idea también me tenía bastante ilusionada.

De pequeña siempre veraneabamos en una isla cercana a Grecia, no mucho más grande que toda la U.A., y allí sólo estábamos la familia, algunos guardias y en alguna ocasión, Chiara.

Chiara era la hija de uno de los guardias de La Casa Real.

Al tener la misma edad, papá y mamá siempre nos habían permitido jugar juntas y mi infancia gozó de una única y verdadera amistad; la suya.

Perdida En Tí || BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora