10. Miradas

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No paraba de pensar una y otra vez en la discusión que había tenido con Bakugo.

Era una persona extraña, no se dejaba ver más allá de lo que quería mostrar y me daba la sensación de que a su vez, eso hacía más transparente que su actitud venía de algún sitio, de algo más allá que esa fachada de chico malo y estúpido que quería mostrarnos a todos.

Esa noche, tras nuestras últimas palabras, volví con el grupo, que seguía jugando a las cartas. Se me habían quitado todas las ganas de interactuar con nadie y eso me daba más rabia de la que quería admitir, pues le otorgaba mucho más poder sobre mi a Katsuki Bakugo del que debería.

Todos me preguntaron, las chicas, que no sabían que a mi Bakugo no me gustaba en lo absoluto, me lanzaban miradas cómplices por el rato a solas que habíamos pasado. Si supieran que no teníamos manera de comunicarnos sin querer matarnos el uno al otro...

Kirishima también me miró con bastante atención cuando volví. Su mirada, más que cómplice, parecía querer descifrar qué pasaba por mi cabeza, que en ese momento, estaba a punto de colapsar. De vez en cuando me sonreía compasivo, creo que ya todo el grupo creía en la mentira que le conté a mis compañeras y que Kaminari y Mineta habían escuchado.

Estuvimos muchísimo rato con los chicos. Cuando ya se cansaron de jugar a las cartas, Mineta, mirándome fijamente, propuso jugar a prueba o verdad. Todos estaban más que dispuestos, pese a que Yaouyorozu, entre otras, se negó. Podía salir muy muy mal todo.

El juego comenzó con preguntas simples,  menos profundas. En mitad de las risas, Bakugo se acercó a los demás y se sentó junto al pelirrojo que no paraba de lanzarme miradas. Por un momento sus ojos se cruzaron con los míos y un nudo se formó en mi estómago. Un nudo molesto, intenso, que me recordó una vez más por qué debía odiarlo como comenzaba a hacer. Él, sin embargo, parecía tranquilo, impasible, y seguía con esa actitud pasiva y la expresión fruncida que lo caracterizaba tanto. Se unió a los demás y a Mineta, al que debo añadir que estaba comenzando también a desestimar bastante, se le ocurrió lanzarle la pregunta que le tocaba hacer por ronda.

-Bakugo, te toca.- dijo desenfadado el bajito.

- ¿Me toca el qué?.- gruñó indiferente.

- No creas que vas a escuchar todas nuestras confesiones si tú no vas a hacer ninguna.- Respondió. Me miró de reojo y yo ya sabía por dónde iba. Las preguntas hasta ese momento estaban siendo muy generales, predecibles incluso, para un grupo de adolescentes aspirantes a héroes.- Allá voy.- Añadió una vez que se percató de que el rubio no parecía querer reprocharle.- ¿Quién te parece más linda de Primero A?.

Sin quererlo puse una mano en mi frente. Mina, que estaba a mi lado, pellizcó ligeramente mi muslo pensando que esa pregunta me entusiasmaría tanto como al resto de compañeras que sabían mi no secreto.

- Pfff... vaya mierda de pregunta. No pienso responderla.- Su tono de asco me irritó más de la cuenta. Lo miré fijamente y lo reté.

-¿No eras el Dios del curso? ¿El más valiente? ¿Al que nada le da miedo? Parece que no tienes tanto coraje, al final.- Solté con la misma condescendencia que él.

-Tengo más coraje del que tú aspiras a tener jamás. Pero esta pregunta es ridícula. 0 x 0 es cero. Se responde sola. Si tanto dices superarme en coraje, responde tú. - escupió.

Entrecerré los ojos. Después relajé ni expresión y arqueé una ceja. Sabía perfectamente que yo no respondería, pero una sensación que mezclaba las ganas de quedar por encima suyo y callarle la boca me inundó las venas. Tenía que ser rápida. No podía responder lo que realmente sentía: Midoriya era el más atractivo para mis ojos. Por su actitud, su valentía, su bondad, su humildad. Lo miré, que estaba más expectante de lo que esperaba a lo que yo tenía para decir. Por otro lado, Uraraka lo miraba con cierta preocupación en el rostro y luego se fijó en mí forzando una sonrisa. Seguía sintiéndose insegura por mi culpa y yo no quería eso. Cogí aire. No podía decir cualquier cosa, además de que implicar a cualquier otro chico no era tampoco una opción. No quería malentendidos, ni confundir a ningún compañero. El único que pasaría completamente de mí y al que no haría replantearse nada sería Bakugo. Pero el lanzaba la pregunta así que tampoco quería darle el gusto de pensar que me agraciaba en ningún sentido.

Perdida En Tí || BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora