4. La U.A.

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Al parecer estábamos a viernes, aunque claro, yo que iba a saber si había pasado un mes en cama.

Mi armario estaba completamente vacío, había perdido todas mis pertenencias, como era evidente.

Tenía que comprar de todo y gracias a Dios no supuso un problema porque mi madre se encargo de todo lo que pudo antes de irse para siempre.

Al parecer, Aizawa seguía en contacto con un guardia del castillo. La única persona en la que podíamos confiar de la corte, me aseguró.

Según las teorías de los héroes que estaban aquel día en casa de Aizawa, alguien tuvo que infiltrar a All For One esa noche para que pudiese ejecutar la masacre, ya que debido a la importancia y relevancia de mi familia, toda la Casa estaba rodeada por inhibidores de dones, para evitar secuestros, golpes de estado y un largo etcétera. Alguien desconectó los inhibidores y avisó al asesino para que entrara en acción.

Riccardo, el guardia que estaba en contacto con la élite japonesa, era mi guardaespaldas desde que tengo uso de razón. Era una persona muy seria, pero que siempre lograba sacar de sus casillas o hacerle reír. Fue también una de las personas que me entrenaron cuando era pequeña. Él se encargó de abastecer económicamente mis gastos, aunque el dinero tardaría en llegar, pues sería muy sospechoso que Aizawa recibiera una transferencia directa de la corte Italiana. Había muchas cosas en cuanto al papeleo de la defunción de mis padres que aún no entendía, pues por lo que leí en periódicos y por lo que investigué,  mi pueblo pensaba que esa noche yo también fallecí.

El caso era que por fin podía tener mis propias pertenencias y eso tranquilizaba mucho mi lado maniático ayudándome también a aceptar la nueva etapa.

Todo nuevo. Nada que me recordara los momentos vividos desde un mes atrás hasta que comienzo a guardar recuerdos.

Durante el fin de semana, también me encargué de prepararme parte de la materia que estaban dando en la U.A., aunque realmente, la mayoría de las cosas yo ya las había estudiado como princesa en preparación que era.

En cuanto a idiomas, hablaba Español, Francés, Inglés, Japonés,  Chino y Árabe fluido, además de mi lengua materna, el Italiano. En casa hablaba en Japonés con mamá y cuando papá no estaba ocupado, mezclabamos el Japonés y el italiano.

Por otra parte, historia tampoco suponía un problema, pues una princesa debe conocer los errores cometidos en el pasado para no cometerlos después. Eran muy rigurosos conmigo, sobretodo mi institutriz.

Matemáticas tampoco era un problema y como el curso no estaba muy avanzado, solo tenía que preparar las asignaturas específicas de heroísmo.

Debo reconocer que las prácticas si que me asustaban algo más. Desde que apenas aprendí a andar, fui sometida a un duro entrenamiento, pues mi don de fuerza se manifestó muy pronto. Bueno... ahora se que no es que se manifestara, si no que me lo otorgaron. El caso es que mis habilidades físicas eran más que extraordinarias, y no es por echarme flores, pero era capaz de manejar mi don como cualquier adulto sensato y maduro. Sin embargo, llevaba tanto tiempo encamada que dudaba poder llevar el ritmo que me había costado años adquirir. Aizawa también me advirtió del nivel de mis compañeros.

Los días pasaron rápido, y aquella mañana me llenó de satisfacción verme con el uniforme. Un día más era un día menos para lograr honrar la memoria de mi familia.

Llegué con el primo de mamá a la escuela y el entró antes para ir a la sala de profesores. No sé molestó ni siquiera en decirme cuál sería mi clase y dónde se encontraba el aula. La escuela era impresionantemente grande y os miento si os digo que no me perdí, y varias veces.

Perdida En Tí || BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora