9. De nada

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Al llegar a la mansión Aoyama (por qué si la casa de campo de Yaoyorozu me pareció enorme, esta aún más), vi a todos los chicos de la clase. A todos.

Estaban en un porche con una gran mesa llena de todo tipo de dulces japoneses, con distintos tipos de golosinas y varias botellas de distintos refrescos.

Enfrente, a los pies de una piscina tapada por un toldo debido al frío que ya hacía por entonces, Kirishima, Kaminari, Tokoyami y Ojiro jugaban al balón animadamente. Shoto leía un libro tranquilamente iluminado por la luz de una pequeña farola y a su lado, Midoriya, Sero y Sato conversaban animados. Parecían estar todos exceptuando a Shoji y Bakugo.

Las chicas se fueron incorporando al grupo donde estaba Midoriya y yo me limité a observar de lejos como los otros chicos jugaban al balón. Mineta hacía de árbitro y se divertía con la frustración de Kaminari cada vez que fallaba un tiro.

A mi me encantaba jugar al balón. De pequeña, papá y yo siempre pasábamos las tardes de verano compitiendo para ver quién conseguía anotar más goles al otro. Una oleada de nostalgia me invadió y los ojos comenzaron a empañarse. Justo en ese momento, alguien pronunció mi nombre.

- ¡Kota! Has venido.- Me giré encontrándome con Midoriya. Una sonrisa se dibujó en mi rostro y mi reacción fue abrazarlo. Noté el nerviosismo que tanto disfrutaba ante mí cercanía y enterré ni rostro entre su cuello y el hombro. Rápidamente me separé, pues aún no acostumbraba a que ese tipo de muestras de afecto pudiesen malinterpretarse.

-Gracias por venir al hospital el otro día. No esperaba verte allí. Gracias Midoriya.- Lo miré a los ojos y empecé a notar mis mejillas arder cuando a él le ví enrojecer de la misma manera.

- Puedes llamarme Izuku. Ya somos amigos... déjate de formalidades.- volví a sonreír ante sus palabras.

-Izuku.- El enrojeció aún más.- Me gusta más como suena. Llámame Miku. No acostumbro aún a que me llamen por mi apellido.- Asintió. Empezó a tocar su pelo ansiosamente.

-¡Ey! Parejita. Vamos a jugar a algo todos, acercaros.- Gritó a lo lejos Mineta.

Rodé los ojos ante el comentario, que en el fondo, no me disgustó demasiado.

-¡Cállate imbecil!.- Respondí en el mismo tono.- Izuku es mi amigo.

-¡Pero si ya lo llamas por su nombre de pila! .- Espetó Kaminari. Achiné los ojos de manera reprobatoria. ¿A qué jugaban? Supuestamente pensaban que me gustaba Bakugo.

-¡Somos amigos! Además...- intenté terminar la frase pero una voz por detrás la acabó por mí.

- Además, te gusta Bakugo, ¿No, Kota?.- me giré mirando a Tokoyami.- Tranquila, no diré nada. Fui con los chicos a evitar hicieran cualquier estupidez. Acabé escuchándote solo a ti por casualidad. No nos conocemos mucho, pero déjame aconsejarte algo: Enamorarse de Bakugo es como enamorarse del sol siendo ciego.

Entrecerré los ojos. ¿Por qué todo el mundo lo pintaba tan imposible? ¿Acaso me estaban llamando fea? Yo no consideraba a Bakugo una persona tan... inalcanzable. Levanté una ceja, irritada.

- No es más ciego el que no ve, Tokoyami, si no el que no quiere ver. Son dos cosas muy distintas. Si yo quisiera, Bakugo...- y volvieron a cortarme. Era el día de no dejar terminar de hablar a Miku.

- ¿Bakugo qué, estúpida?.- Katsuki Bakugo. ¿De dónde había salido? No lo ví al llegar. Al mirarlo directamente la sangre comenzó a hervirme, como de costumbre. ¿Cómo se supone que haría creer a todas que me gustaba el chico al que más odiaba?

-Mordería arena.- Respondí altivamente.

-No pareció eso en el festival deportivo.- comenzó a reírse.- apártate de mi camino, extra, esto quema.- Miré sus manos. Traía pizza. En ese momento cualquier cosa que pudiese haberme dicho me dió completamente igual. Pizza. Llevaba sin probarla tanto tiempo...

Perdida En Tí || BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora