Hermosa Despedida

112 3 0
                                    


Okay, lo siento tanto por estar inactiva, intentaré subir algo en la semana, pero, realmente se me ha dificultado pensar ideas en los one-shot.

No me gustó mucho como quedo, pero tenía que subir algo.

"Close your eyes, Have no fear, The monster's gone, He's on the run, and your daddy's here

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


"Close your eyes, Have no fear, The monster's gone, He's on the run, and your daddy's here..."

Las suaves notas de Beautiful Boy resoaban en la pequeña habitación de hotel donde estaba sentada, absorta en la melodía que tantas veces me había traído consuelo en las noches solitarias. Esta vez, sin embargo, el peso de las palabras me envolvía en un dolor indescriptible. Cerré los ojos, siguiendo el consejo de la canción, pero el miedo y el dolor permanecían. No había ningún monstruo externo esta vez; el monstruo estaba dentro de mí. Y Armando no estaba allí para ahuyentarlo.

El reloj en la pared marcaba la medianoche. El tiempo, con cada tic, parecía estar en su contra, empujándome hacia una despedida inevitable. Armando, el hombre que había llegado a significar todo para mí, estaba a punto de irse para siempre.

"Before you cross the street, Take my hand, Life is what happens to you While you're busy making other plans..."

La puerta de la habitación se abrió con un crujido suave, y Armando entró, sus pasos eran silenciosos pero cargados de una presencia inconfundible. Su figura, fuerte y decidida, se veía extrañamente frágil bajo la tenue luz. Sus ojos oscuros buscaron los míos, y por un momento, el mundo pareció detenerse.

—Hannah —su voz resonó baja, un eco de todo lo que no quería decir pero sabía que debía hacerlo—. No puedo quedarme.

No respondí al instante, mi mirada clavada en la ventana mientras observaba las luces distantes de la ciudad. No quería enfrentarme a la realidad. Había pasado tanto tiempo fingiendo que lo que teníamos podía durar, que podíamos burlar el destino. Pero la verdad siempre había estado presente, acechándonos como una sombra.

Finalmente, rompí el silencio, con la voz apenas un susurro.

—Siempre supe que este momento llegaría —admití sin mirarlo—. Desde la primera vez que nos vimos... cuando aún eras un fugitivo... supe que esto no duraría. Pero pensé que tal vez... solo tal vez... el amor sería suficiente.

Armando dio un paso adelante, su corazón dolía con cada palabra que salía de mi boca. Sabía que yo merecía mucho más que lo que él podía ofrecerme. Sus manos estaban manchadas de un pasado que nunca podría borrar, y aunque intentó ser alguien mejor por mí, la realidad era que nunca escaparía de lo que había sido.

—Quise ser mejor para ti —dijo, su voz temblando ligeramente—. Pero mi vida... no es vida para nadie, mucho menos para ti. No puedo darte la estabilidad que necesitas, y menos ahora.

Lo miré, mis ojos llenos de lágrimas, pero su expresión decidida. Durante mucho tiempo había aceptado a Armando tal como era, con todos sus defectos y peligros. Pero ahora, la incertidumbre se había vuelto insoportable. El miedo de perderlo, de que desapareciera sin dejar rastro, me consumía.

—Te amé —respondí, con voz firme—. Te amé sabiendo todo eso. No me importaban tus errores, tu pasado, lo que la gente decía de ti. Pero no puedo seguir... temiendo todos los días que esta sea la última vez que te vea.

Armando bajó la cabeza. Sabía que sus acciones siempre habían sido egoístas, que me había arrastrado a su mundo sin considerar las consecuencias. Pero la verdad era que nunca había querido dejarme. Había encontrado en mí algo que no sabía que buscaba: consuelo, esperanza, amor. Sin embargo, también sabía que mantenerme cerca solo traería destrucción a ambos.

"Out on the ocean, sailing away, I can hardly wait, To see you come of age..."

—Te pondré en peligro si me quedo —dijo finalmente, con el corazón apretado—. Si lo hago... todo lo que intenté proteger se desmoronará. Mi pasado me seguirá, y no quiero que estés en medio de eso. Lo último que quiero es que sufras por mi culpa.

Tragué con dificultad, la rabia y el dolor mezclándose en mi interior.

—¿Y crees que no sufro ahora? —pregunté, con los ojos llenos de lágrimas—. Sufro cada día, Armando, porque te amo y sé que no puedo salvarte. Sé que te estás alejando, que te perderé. Eso también es sufrimiento.

Armando cerró los ojos, dejando que mis palabras lo golpearan con toda su fuerza. No había respuestas fáciles, no había consuelo que pudiera ofrecerme. Sabía que tenía razón. Cada segundo que pasaba me alejaba de la vida que merecía, de la paz que nunca podría tener con él.

—Quisiera poder ser alguien más —admitió con amargura—. Quisiera que todo fuera diferente. Pero no lo es. Todo lo que toco se destruye... y no puedo soportar destruirte a ti también.

El silencio se apoderó de la habitación, solo roto por la respiración entrecortada que salía de mis fosas nasales. Finalmente, me di la vuelta para enfrentarlo. Mis ojos brillaban por las lágrimas retenidas, pero mi expresión era resuelta.

—No quiero ser destruida, Armando —dije en un tono bajo pero firme—. Pero tampoco quiero vivir sin ti. ¿Qué sentido tiene todo esto si te vas?

Él dio un paso más cerca, levantando una mano temblorosa para acariciar mi mejilla. El calor de su piel, la suavidad de ese gesto, lo hacía todo aún más insoportable. Armando sabía que no había vuelta atrás. Este era el final, y no había nada que pudiera hacer para cambiarlo.

—Quiero que seas feliz —susurró—. Quiero que tengas una vida, una que no esté marcada por mi sombra. Mereces algo mejor que todo esto, algo mejor que yo.

Cerré los ojos, inclinando mi rostro hacia su mano, deseando que ese momento durara para siempre. Pero sabía, al igual que él, que el tiempo se estaba agotando.

"Beautiful, beautiful, beautiful boy..."

—No quiero algo mejor... —dije en voz baja—. Te quiero a ti.

Un silencio aplastante cayó sobre nosotros, y Armando bajó la mano, sus ojos encontrando los míos por última vez. Sabíamos que no importaba lo que dijéramos, no había forma de evitar lo inevitable. Con un último gesto de amor, inclinó la cabeza y presionó sus labios suavemente contra los míos, un beso cargado de tristeza, despedida y promesas rotas.

Cuando nos separamos, ambos sabíamos que era el final. Armando dio un paso hacia atrás, sus ojos fijos en mí mientras se dirigía lentamente hacia la puerta.

—Adiós, Hannah —dijo, su voz casi inaudible.

La puerta se cerró con un suave clic, dejándome sola en la habitación. Me quedé quieta por un momento, sintiendo el peso de la ausencia de Armando llenando cada rincón. Las lágrimas finalmente cayeron sin control, y me dejé caer al suelo, abrazando mi cuerpo como si eso pudiera mantener los pedazos de mi corazón unidos.

La canción que aún sonaba en el fondo llegó a su final, con las últimas notas resonando en la habitación vacía.

"You were my beautiful boy... and now you're gone."

One Shots (Armando Aretas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora