Apocalypse

35 6 0
                                    

Lo tenía guardado como borrador, no sabía si lo subiría, le dí unos detalles, y decidí subirlo.

¿Segunda parte?

Nunca pensé que llegaría a este punto con Armando

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Nunca pensé que llegaría a este punto con Armando. Lo que una vez fue intenso, vibrante y lleno de pasión, ahora parecía una sombra de lo que éramos. Caminaba por nuestro apartamento, sintiendo el eco de sus pasos detrás de mí. Aunque estaba a solo unos metros, se sentía a kilómetros de distancia. Era como si todo lo que habíamos construido se estuviera desmoronando lentamente frente a nosotros, y no había nada que pudiéramos hacer para detenerlo.

Miré por la ventana. La ciudad brillaba con su usual resplandor nocturno, como si nada hubiera cambiado allá afuera. Pero aquí dentro, todo era diferente. El silencio que compartíamos, antes tan cómodo, ahora era opresivo.

—No podemos seguir así, Armando —rompí finalmente el silencio, mi voz apenas un murmullo.

Él no me miró. Estaba sentado en el borde de la cama, sus manos entrelazadas, con los nudillos blancos por la presión. Sabía que estaba pensando lo mismo, pero escucharlo en voz alta parecía hacerlo más real. Más definitivo.

—Lo sé —respondió al fin, pero sin levantar la vista. No había ira en su voz, solo resignación. Y eso me rompía el corazón más que cualquier grito.

Me acerqué lentamente a él, mis pasos silenciosos en la alfombra. Quería tocarlo, sentir su piel una vez más, pero algo en su postura me detuvo. Había una barrera invisible entre nosotros, una que habíamos construido sin darnos cuenta a lo largo de los últimos meses. Una barrera que ahora parecía imposible de romper.

—¿Cuándo pasó esto? —pregunté, más para mí que para él.

Armando alzó la vista, sus ojos encontrándose con los míos por primera vez en lo que parecían horas. Había una tristeza en ellos que reconocí al instante. Era la misma que sentía dentro de mí, una tristeza profunda y abrumadora que venía cuando sabías que habías perdido algo irrecuperable.

—No lo sé, Hannah —respondió con un suspiro—. Un día estábamos bien, y al siguiente… todo cambió.

Me senté junto a él, pero aún así parecía que había un abismo entre nosotros. Mis manos descansaban en mi regazo, apretando los dedos con fuerza para evitar que temblaran. Recordaba cómo solíamos estar tan cerca, cómo el simple hecho de rozar nuestras pieles hacía que el mundo pareciera más brillante. Ahora, ese brillo se había desvanecido, dejando solo una sensación de vacío.

—Tal vez nunca estuvimos bien del todo —dije en voz baja, sin querer admitir lo que siempre había temido.

Armando me miró, sorprendido por mis palabras. Durante tanto tiempo habíamos fingido que todo estaba bien, que podíamos superar cualquier cosa, pero la verdad era que había grietas desde el principio. Pequeñas fisuras que ignoramos, esperando que el amor fuera suficiente para mantenerlo todo unido.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: a day ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

One Shots (Armando Aretas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora