¿Quién podrías ser el dueño de mis sueños más que yo mismo? Incluso, podría decir lo siguiente: ¿Quién se atrevió a llamar "sueño" al estado de inconsciencia irreal? Solamente me ha generado antipatía que para mí no es difícil expresar, porque a cada momento escucho comentarios de sujetos viejos y jóvenes que me dicen que es lo que tengo que hacer, aun cuando yo he vivido en silencio en sus penosas vidas: «Abner, debes dormir tus horas completas de sueño, sino, ¿Cómo?», «Abner, es malo para un hombre como tu no descansar sus horas completas de sueño.» ¿Saben que es lo que hago con esos comentarios? Los proceso en la noche, antes de acostarme en la cama, antes de que mi cuerpo quede en la deriva de un mundo que no he imaginado, ni que es existente, sino más bien un delirio divino. De esa manera, solo se puede hacer una cosa: ahuyentarse de sueño, determinar su importancia y fugarse, porque solo existe una imagen difuminada de este pequeño segmento. Abro los ojos y noto la oscuridad. ¿Han notado que a veces tiene un peso que se cierne sobre uno? Me recorre un escalofrío, pero seguramente es el aire de otoño, abrí la refrigeradora y saqué una botella de leche, queso y empecé a comer. El frio se disipó, mientras veía el reloj de la cocina con sus curiosas manecillas y me hacía la siguiente pregunta: ¿por qué aquí es tan cálido? Y... ¿por qué tengo un reloj en el baño? Seguía al segundero con un movimiento leve de cabeza. Escuché a alguien en el baño; apagué el televisor y empecé a subir las escaleras con cuidado; ¿hace cuánto no escuchaba ruidos así? El corazón me comenzaba a latir con ferocidad. Cerré el libro y escuché atentamente: ¿alguien estaba subiendo las escaleras? Volví a escuchar: eran pisadas silenciosas, cuidadosas; saqué las colchas y me dispuse a abrir la puerta; dije entonces que un alma en pena estaba en mi casa; yo, que nunca creí en esas apariencias ¿era ahora cierto? La puerta de mi dormitorio se abría lentamente, como si alguien estuviera saliendo de allí: me sentí oprimido, con una sensación de pérdida, cansancio, delirio; hasta que escuché una voz, solo una voz: Abner, me decía, y era tan glacial, espeluznante.
—De lo poco que duermo y lo temprano que me levanto, un día me encontraré a mí mismo en el baño, subiendo las escaleras, en la cocina o en la sala —dije al aire, mientras me acostaba nuevamente.
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Cronicas dispersas
Short StoryCronicas dispersas. Un mundo lleno de algarabia, de tiempos perdidos, de ensueños efimeros.