Ciclos

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Hayveces en donde todo me parece tan extraño. Doy mis largos paseos en la tarde yme pongo a cavilar sobre este extraño suceso que es la vida. No quisiera darletantas vueltas (incluso pienso que es absurdo), pero esta inclinación se daúnica y personalmente a mis fecundadores: mi madre y mi padre. Quizá para unapersona esto sea de lo más normal: se enamoran, llevan su relación a algo másextremo e intenso, de esa intensidad sigue un fuego y ese fuego se convierte enuna vida. Aquí me pregunto: ¿esto será una casualidad? Antes de responder, mesiento en un banco, porque mis pies están cansados; cuando miro adelante, hayuna pequeña familia) padre, madre, hija), ellos lo saben, yo también lo sé:todo se acaba. No hay nada que hacer, porque es lo más normal, un día esafamilia se separará, el hijo se irá a otro lado, la madre y el padre un díaserán extraños, la convergencia se vuelve divergencia. Y si el tiempo no lograese cometido, llegará la segunda verduga, que es la muerte, tan efectiva ypulcra. Ahora, a lo que iba: en este mundo todo o nada es casualidad. Inclusoyo mismo puedo ser una casualidad. Incluso un ser divino puede ser unacasualidad, ¿por qué digo esto? Imaginemos una imagen antigua y hay quecompararla con una actual; puede ser una foto con distintas personas, paisajes,tiempos. Solo hay algo que es igual y que determina toda esta casualidad: losciclos. Si uno lo piensa bien, nuestra vida es un ciclo de repeticiones que novarían. Más adelante habrá dos personas parecidas a nosotros y que hablaran yse preguntarán lo mismo; quizá lleguen a las mismas conclusiones. Y eso no eslo único, porque tu y yo estamos formados de ciclos; puede decirse que sonactos casuales. Por casualidad ahora llegar una mujer por aquí sin saber lahora, por casualidad yo llevo un reloj, entonces ella por casualidad se acercay me pregunta la hora; le digo lo que ella quiere y por casualidad se me hacelinda, la mujer más linda que han visto mis ojos porque por casualidad no hanpasado más mujeres ese día; le pregunto su nombre, hablamos y formamos unaamistad. Más adelante, por causalidad, formamos una relación, nos amamos,llevamos nuestra intimidad a otro paso y nace una pequeña casualidad que sevuelve un ciclo y que, posiblemente, siga mis pasos. Y se vuelve todo arepetir. Si, las casualidades son nuestros hilos. Pero ahora me duele lacabeza. Voy a una tienda, compro una botella con agua. Se me acerca una muchachay me pregunta la hora. Sin duda, esta es la mejor historia que me ha contado mipadre. 

Cronicas dispersasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora