Capitulo 4

1.5K 76 0
                                    

El sábado llegó más rápido de lo que esperaba, y antes de darme cuenta, estaba frente al espejo, revisando mi ropa por enésima vez. No era una cita, me repetía, solo un rato con Nicholas. Aunque, muy dentro de mí, sabía que este "rato" se sentía distinto.

Salí de casa con una mezcla de nervios y emoción en el pecho, el aire fresco golpeándome el rostro mientras caminaba hacia el parque. A lo lejos, vi a Nicholas esperándome en una de las bancas. Mi corazón latió un poco más rápido, pero traté de controlarme.

—Hola —dije, sonriendo, intentando mantenerme tranquila.

—Hola —respondió él, con esa sonrisa que me desarmaba cada vez.

Nos sentamos en la banca, el sonido de las hojas cayendo alrededor era lo único que rompía el silencio. Hablamos de cosas simples al principio: la escuela, nuestros amigos, cosas que siempre llenaban nuestros silencios. Pero, esta vez, el ambiente no se sentía igual. Las palabras flotaban en el aire, ligeras, como si ambas partes estuvieran esperando que algo más ocurriera.

De repente, Nicholas me miró fijamente, con una intensidad que me descolocó.

—Mía, ¿has notado algo raro entre nosotros últimamente? —preguntó, sus ojos clavados en los míos, haciéndome sentir como si pudiera ver todo lo que estaba pensando.

Sentí mi corazón detenerse por un segundo. Claro que lo había notado, pero no sabía cómo responder sin arruinar lo que teníamos.

—No... ¿Por qué lo dices? —mentí, desviando la mirada hacia los árboles, fingiendo interés en cualquier cosa menos en él.

Nicholas suspiró, y por un segundo pensé que había logrado esquivar la conversación. Pero entonces, él siguió hablando.

—No lo sé... Es como si algo hubiera cambiado, ¿no crees? —Su tono era serio, pero no insistente. Me estaba dando la oportunidad de ser honesta.

Mis pensamientos comenzaron a correr a mil por hora. Quería decirle que sí, que todo había cambiado, pero al mismo tiempo, sentía que si lo hacía, algo entre nosotros se rompería. Y eso me aterraba.

—Supongo que las cosas cambian —murmuré, sin mirarlo. —Es normal.

—¿Es normal? —repitió él, con un toque de incredulidad en su voz. —No sé si es solo mi imaginación, pero... siento que últimamente hemos estado más distantes, ¿no?

Mi pecho se apretó. No era distancia lo que yo sentía; era todo lo contrario. Pero no podía decírselo.

—No sé, tal vez. Hemos estado ocupados con la escuela y todo eso... —intenté justificar, aunque no sonaba muy convincente.

Nicholas no dijo nada más por un momento. El silencio entre nosotros se volvió denso, y por primera vez en mucho tiempo, sentí que no sabía qué hacer con él. Siempre había sido tan fácil estar juntos, pero ahora, era como si una barrera invisible nos estuviera separando.

—Tal vez solo soy yo —dijo finalmente, encogiéndose de hombros. Su tono era ligero, pero pude notar una sombra de duda en sus ojos.

—No, no es solo eso. Yo también lo he notado —admití, casi en un susurro. Mis palabras salieron antes de que pudiera detenerme, y al decirlo, me di cuenta de que era la primera vez que admitía algo así, aunque fuera de manera indirecta.

Nicholas asintió, pero no dijo nada más. Nos quedamos ahí sentados, en medio del parque, con una distancia invisible creciendo entre nosotros.

Cuando finalmente nos levantamos para irnos, sentí que algo había cambiado. No sabíamos exactamente qué, pero estaba claro que nuestra amistad ya no era la misma. Y aunque ninguno de los dos había mencionado la palabra "sentimientos", la duda estaba ahí, flotando entre nosotros, esperando el momento adecuado para salir a la luz.

bad habit › nicholas chávezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora