Capitulo 3

1.3K 65 0
                                    

El día siguiente fue un torbellino. En el colegio, mis pensamientos estaban en cualquier lugar menos en las clases. Cada vez que veía a Nicholas, ese pequeño cosquilleo en mi estómago se hacía más intenso. Era como si las chispas estuvieran en el aire, pero ninguno de los dos se atrevía a mencionarlas.

Pasé la mañana tratando de concentrarme en las tareas, pero todo me parecía irrelevante. Cuando el almuerzo llegó, me senté con mis amigos, aunque mi mente seguía en otro lugar. Justo cuando estaba a punto de perderme en una conversación trivial, vi a Nicholas entrar al comedor. Llevaba su chaqueta favorita y una sonrisa que iluminaba toda la sala.

Me saludó desde la distancia, y por un momento, todo el ruido alrededor se desvaneció. Me sonrojé al darme cuenta de que lo estaba mirando. Intenté desviar la mirada, pero ya era demasiado tarde. Él ya había llegado a mi mesa.

—¿Puedo sentarme? —preguntó, como si no estuviera completamente seguro.

—Claro —respondí, y mi voz sonó más alta de lo que esperaba. La risa de mis amigos se detuvo por un segundo, y sentí que todas las miradas se dirigían hacia nosotros.

—Hola, Mía —dijo uno de mis amigos, guiñándome un ojo. Podía sentir que mis mejillas ardían.

Nicholas se sentó junto a mí, y mientras él charlaba con el grupo, no podía evitar notar cómo su brazo casi tocaba el mío. La simple proximidad me hacía sentir como si estuviera al borde de un precipicio.

—Entonces, ¿qué planes tienen para el fin de semana? —preguntó un amigo.

—Tal vez una fiesta —dijo uno de ellos. Mis amigos comenzaron a hablar entre ellos, pero mi atención se centraba en Nicholas, en cómo se reía y se movía, tan relajado, como si nada le preocupara.

—¿Vas a ir? —me preguntó Nicholas, sacándome de mis pensamientos.

—No lo sé... —dije, tratando de pensar en una respuesta que no sonara demasiado emocionada. —Quizás.

—Vamos, deberías ir. Siempre es más divertido contigo —dijo, y su mirada me hizo sentir como si el mundo se hubiera detenido por un momento. "¿Más divertido? ¿Conmigo?" Pensé.

Al final, la conversación siguió, pero mi mente estaba atrapada en ese momento. Me encontraba en un juego mental: ¿realmente le importaba? ¿Podría haber algo más entre nosotros, o solo era mi imaginación?

Cuando sonó el timbre, me levanté rápidamente, tratando de actuar con normalidad, pero mis manos temblaban un poco. Mientras nos movíamos hacia nuestras próximas clases, de repente me sentí impulsada a hacer algo que podría cambiarlo todo.

—Nicholas, espera un segundo —dije, llamándolo mientras él se alejaba.

Se detuvo y me miró, y en ese momento, una mezcla de nerviosismo y determinación me invadió.

—¿Te gustaría ir al parque el sábado? Solo nosotros —dije, sabiendo que era una invitación inusual para nosotros, pero sintiendo que algo tenía que cambiar.

Él pareció sorprendido, pero luego su expresión se iluminó.

—Me encantaría —respondió, sonriendo ampliamente. Mis nervios se disiparon por un momento, pero al mismo tiempo, la idea de estar solos en el parque comenzaba a provocarme un nuevo tipo de ansiedad.

La campana sonó y nos apresuramos a entrar a clase. Durante toda la tarde, no podía dejar de pensar en lo que había dicho. ¿Qué significaba eso para nosotros? Estábamos abriendo una puerta que podía llevarnos a algo completamente diferente.

Esa noche, me costó dormir. Estaba atrapada en mis pensamientos, imaginando cómo sería el sábado. La idea de estar a solas con Nicholas me emocionaba y asustaba a partes iguales. ¿Qué si me decía algo que cambiaría todo? ¿O, peor aún, qué pasaría si no lo hacía?

bad habit › nicholas chávezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora