13 ❦ si yo no te tengo a ti

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No puede haber algo peor que no poder expresar lo que sientes, las frustraciones, las penas, los malos recuerdos, todo lo que engloba al absurdo desprecio de seguir existiendo

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No puede haber algo peor que no poder expresar lo que sientes, las frustraciones, las penas, los malos recuerdos, todo lo que engloba al absurdo desprecio de seguir existiendo.

Y no absurdo porque tus pensamientos no importan, es absurdo porque todas las personas te ven bien, pueden deducir que tienes una vida perfecta al tener muchos amigos, una pareja, dinero, todo lo que conlleva a la felicidad.

Era justo lo que le pasaba a Memo y nadie lo notaba.

─Solo vine a decirte buenas noches. ─pascual pasó al cuarto de memo.

─Buenas noches.

─Y a decirte que... la verdad es que no me gusta que estemos peleados. Imagínate, ya ni con las canciones de Yuri me animo.

─Yo tampoco.

─¿Entonces qué? ¿Cuates otra vez? ─memo asintió sonriéndole. ─¡Eso! ─se dieron un abrazo.

─Te voy a extrañar mucho Pascual. ─le dijo aún abrazado a él.

─Yo también. ─se separaron. ─Pero bueno todavía no te vas. Todavía podemos hacer muchas cosas juntos. ─vio su escritorio y notó que faltaba algo. ─Oye ¿y tu compu?

─La mandó a arreglar mi papá.

─Que raro, no me dijo.

─Sabes cómo son, nunca cuentan las cosas.

─Bueno ya, no te enojes con ellos... ah oye, cuéntame cómo te ha ido con la Lucy ¿todo bien? O necesitas de mis consejos con las chicas.

Memo rió. ─Todo está bien... somos novios. ─tenía su mirada perdida. ─Y me gusta mucho.

─Pues qué bueno hijo, se ve que es muy buena muchacha esa Lucy, muy alegre, muy sonriente... qué bueno que te hace feliz.

─Sí Pascual, bastante.

─Bueno... ─le dio una palmada en el hombro. ─buenas noches.

─Adiós Pascual.

Pascual salió del cuarto, Memo se acostó a escuchar su música, pero al buscar el cassette que siempre escucha antes de irse a dormir, se dio cuenta de que lo había olvidado en casa de Lucy.

Se hubiera molestado, pero se lo dejó a Lucy, y eso era como compartir una parte de él con ella.

Con su linterna alumbraba cada rincón de su cuarto, mientras veía como la mancha oscura de su techo con el paso de los días se hacía más grande. Y en sus audífonos sonaba "a un minuto de ti". Quería llorar, pero era tal su frustración que no podía hacerlo, sus ojos estaban secos pero su corazón si lloraba.

𝐮𝐧 𝐦𝐢𝐧𝐮𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐭𝐢 ; nadie nos va a extrañar [memo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora