A Oídos Indiscretos

4 2 2
                                    

¿Qué carajos…? Me giré bruscamente, y ahí estaba. ¿Kim?. Ni siquiera en mis sueños me puedo librar de él. Apenas me vio, se lanzó sobre mí, riendo con esa energía que nunca pierde, como si de verdad estuviera feliz de no ser el único atrapado en este lugar extraño.

—¡Lee! ¡Mira dónde estamos! —dijo, agitando los brazos como si esto fuera una jodida aventura.

Lo miré, incrédulo.

—No sé si reír o ahorcarte. ¿Sabes qué es esto? —le espeté, pero él solo negó con la cabeza mientras se inclinaba para tocar el agua cristalina del lago.

Ambos estábamos igual de confundidos, pero claro, él se veía mucho menos preocupado. Miraba todo con esos ojos brillantes de emoción, tocando las flores y examinando cada roca como si fuera un niño en una juguetería.

—Esto es increíble, ¿no? —dijo, sacudiendo el agua con la mano—. Digo, lo último que recuerdo es estar dormido y, ¡pum! Estoy aquí.

—Sí, lo mismo —respondí secamente—. Excepto que yo no me siento tan "¡wow!" como tú.

Y entonces, se escucharon más voces. Me giré y mis ojos se ampliaron. ¿Katsumi? ¿Hyeon?

Katsumi llegó caminando despacio, sus ojos recorrían el lugar con una mezcla de curiosidad y cautela. Hyeon, al verme, soltó un suspiro de alivio, como si hubiera estado buscando una cara familiar en medio de toda esta locura.

—Dios... —dijo Hyeon, acercándose—. Menos mal que estás aquí, Lee. ¿Sabes qué es este lugar?

—¿Parecería que sí? —respondí, cruzándome de brazos—. Esto no tiene ningún maldito sentido.

—Ni siquiera recuerdo cómo llegamos aquí —agregó Katsumi, su tono era firme, pero había una chispa de inquietud en su mirada mientras inspeccionaba el cielo, las estrellas y el bosque denso alrededor.

—Estábamos dormidos, y ahora… —Kim interrumpió, girando sobre sí mismo— ¡Miren esto! Es como un sueño lúcido o algo, ¡podemos hacer lo que queramos!

Kim, claro, tocando cada maldita flor y emocionado por la más pequeña cosa. Katsumi, aunque claramente curiosa, intentaba mantenerse reservada, siguiendo con la vista cada pequeño movimiento. Hyeon estaba un poco más atrás, observando con cautela, analizando todo. Su mandíbula estaba apretada, como si esperara que algo malo ocurriera de un momento a otro.

Entonces, señalé un camino que parecía llevar a algún lugar más allá de los árboles.

—Al final de este camino parece haber una cabaña. Deberíamos ir allí. Tal vez encontremos alguna respuesta.

Nos dirigimos hacia allá, con Kim caminando emocionado por cualquier cosa. Tocaba el césped, olía las flores, incluso se agachó a ver una piedra en el camino.

—¡Esto es como una película de aventuras! —exclamaba. Mientras tanto, yo solo quería entender qué diablos estaba pasando.

—¿Puedes concentrarte un segundo? —le dije con un tono frustrado.

—Tranquilo, Lee, sólo intento disfrutar esto mientras dure —respondió, sonriéndome con esa típica despreocupación.

Finalmente llegamos a la cabaña. Era pequeña, humilde, con solo un cuarto y sin muebles. Las paredes estaban hechas de madera envejecida, pero lo que me detuvo en seco fue una pequeña mesa en una esquina.

El libro negro.

Mi corazón dio un vuelco. Lo reconocí al instante. Sin decir nada, me acerqué a la mesa y lo tomé en mis manos, mis dedos temblando ligeramente. ¿Qué hacía esto aquí? Lo abrí, esperando encontrar las mismas páginas en blanco, pero no. Esta vez, había una palabra escrita:

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 7 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cursed BookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora