Batalla En Silencio

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Me encontraba en los baños de la escuela, el sonido del agua corriendo mientras me lavaba las manos rompía el silencio del espacio frío y vacío. El eco de cada gota retumbaba en los azulejos blancos y descoloridos. Los espejos sobre los lavamanos reflejaban el cansancio en mis ojos, la poca luz fluorescente sobre nuestras cabezas apenas iluminaba el espacio lo suficiente para ver nuestras sombras en el suelo.

Kim entró entonces, con la misma energía de siempre, se recargó en uno de los lavamanos al lado mío.

-¿Qué tal, Lee? -me saludó, esbozando una sonrisa casual. Sus ojos me escrutaron por un momento antes de continuar-. Oye, ¿ya tienes alguna idea de cómo empezar a investigar los sueños raros?

Fruncí el ceño y lo miré más serio.

-¿Has tenido otro sueño? -pregunté, dejando el agua correr mientras me volteaba hacia él.

Kim negó rápidamente, como si intentara restarle importancia al asunto.

-No, no. Solo me pasan cosas extrañas, como susurros, pero nada de sueños. -Se encogió de hombros, pero antes de que pudiera agregar algo, escuchamos la puerta chirriar al abrirse.

Entraron Chaewon y tres de sus amigos. Entre ellos estaba Hyeon, pero todos entraron con esa actitud de superioridad que los precedía. Chaewon tenía esa sonrisa arrogante pintada en su rostro, como si ya supiera que iba a tener la última palabra. Se paró frente a nosotros, cruzando los brazos sobre el pecho y levantando el mentón.

-He oído sobre esa carrera en la que vas a participar, Lee. -Me lanzó una mirada despectiva, pero yo lo ignoré, enfocándome en secarme las manos. La verdad es que no me importaba lo que Chaewon tuviera que decir, pero él siguió hablando-. No te molestes, no tienes lo que se necesita para ganar. La última vez fue pura suerte.

Sus amigos comenzaron a reírse y a respaldar su comentario con burlas.

-Sí, mejor ni lo intentes.

-Vas a terminar perdiendo de todas maneras, sabes acaso con quien te estás enfrentando?

-Ni siquiera tienes moto decente.

Rodé los ojos y sin mirarlos directamente, volví a secarme las manos con calma. Sabía que estaban tratando de provocar, y yo no iba a caer tan fácilmente. Por el rabillo del ojo, vi que Hyeon desvió la mirada cuando nuestras miradas se cruzaron. Parecía incómodo, fuera de lugar, como si no quisiera estar ahí.

Suspiré y le dije a Kim:

-Vámonos.

Kim, que había estado luchando por no decir nada, finalmente no pudo contenerse. Soltó un insulto directo a Chaewon.

-¿Sabes qué, Chaewon? Eres una mierda. Nadie te soporta, ni tus amigos, solo te siguen porque les das miedo.

Uno de los amigos de Chaewon empujó a Kim, encendiendo la chispa que faltaba. Esto ya se estaba poniendo tenso.

-¿Qué dijiste? -dijo el amigo con cara de furia.

Puse mi mano en el pecho de Kim, como señal de que no debía hacer nada.

-Kim, vámonos -repetí, esta vez con más firmeza. Chaewon, como el patético que es, decidió interrumpirme.

-No te metas, Lee -gruñó, sus ojos llenos de odio.

Giré lentamente para enfrentarlo, sonriendo con frialdad.

-Cierra la maldita boca -le dije en un tono cortante, cada palabra como un filo que lo hizo quedarse callado por un segundo. La tensión en el aire se podía cortar con un cuchillo, pero no duró mucho.

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