Apostando Al Limite

11 4 5
                                    

Lee

—Eres realmente bueno, ¿lo sabías? —escuché la voz de Katsumi detrás de mí. Me giré lentamente, sin apuro, observando cómo se acercaba con esa sonrisa amigable que siempre llevaba. La verdad es que no me sorprendía que viniera a hablarme; después de todo, acabábamos de ganar y, aunque no lo admitiría en voz alta, mi participación había sido clave.

Asentí ligeramente, manteniendo mi postura relajada—. Gracias —dije, sin mucho entusiasmo, como si fuera lo más natural del mundo.

—Has impresionado incluso al entrenador —continuó ella, ignorando mi tono distante, como si no le importara que no me involucrara tanto en la conversación—. Y no solo eso... has logrado que Kim y el resto del equipo se relajaran. Fue algo... inesperado.

Me quedé mirándola por unos segundos, pensando en cómo debía responder a eso. Era cierto, de algún modo terminé animando a Kim, pero no tenía intención de recibir crédito por ello—. Kim es fácil de leer. Solo necesitaba alguien que lo provocara un poco para que saliera de su cabeza. —Mi tono seguía siendo neutral, pero había un toque de certeza en mis palabras, porque, a decir verdad, me resultaba obvio. Sabía cómo manejar ese tipo de situaciones.

Katsumi me sonrió aún más, como si encontrara fascinante mi respuesta—. Eso es lo que me parece increíble. ¿Quién lo hubiera pensado? El serio y distante Lee haciendo que Kim se olvide de sus problemas por un momento.

—No lo hice por él —respondí, cruzándome de brazos. No me gustaba que pensaran que tenía alguna motivación emocional detrás de mis actos—. Solo quería ganar. Kim con la cabeza en las nubes no era útil.

Ella se rió suavemente, sin dejarse intimidar por mi seriedad—. Claro, lo hiciste por la victoria... —dijo con tono juguetón, como si no me creyera del todo.

Fruncí el ceño, pero no dije nada al respecto. Mi mirada se dirigió al equipo, donde Kim y el resto seguían celebrando como si no hubiera un mañana. Katsumi también miró hacia ellos por un momento antes de volver a dirigirse a mí.

—Aun así, lo que hiciste fue importante. Has ayudado más de lo que crees, Lee.

Mi reacción fue la de siempre: un asentimiento rápido y sin mucha emoción—. Si tú lo dices.

Ella se rió otra vez, esta vez un poco más alegre, y dio un paso hacia atrás, preparándose para irse—. Bueno, no te quito más tiempo. Felicidades, Lee. Hiciste un trabajo excelente.

—Gracias —respondí, mi voz sonaba igual de fría que al inicio, pero ella no parecía afectada.

Katsumi me sonrió por última vez antes de irse a reunirse con sus amigas. Observé cómo se alejaba, pensando que, a pesar de sus palabras amables, nada de lo que ocurrió en la cancha había sido tan especial para mí. Era baloncesto, solo un juego, y había hecho lo que tenía que hacer para ganar. Sin más, me di la vuelta para volver a mi propio mundo, lejos del ruido y las celebraciones exageradas que a todos les emocionaban tanto.

Porque en el fondo, eso era lo que siempre hacía.

Con pasos lentos, me dirigí hacia los vestidores. El eco de los festejos aún retumbaba en el gimnasio, pero yo no tenía prisa. El equipo iba unos metros adelante, todavía envueltos en su euforia, gritos y abrazos por la victoria. Yo, en cambio, caminaba en silencio, con las manos en los bolsillos, observando cómo se dejaban llevar por la emoción.

Al entrar en los vestidores, las voces se intensificaron. Algunos de los chicos que me habían mirado con recelo antes, ahora parecían cambiar de opinión. Tae fue el primero en acercarse, con una sonrisa de oreja a oreja.

Cursed BookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora