Chiara:El ruido de varias decenas de claxon a mi alrededor, sucediéndose en una secuencia perfectamente sincronizada de irritación y mala leche, me hace refunfuñar y subir el volumen de los altavoces de mi coche para intentar poder seguir disfrutando de mi lista de reproducción de confianza. Odio conducir por Barcelona en la hora punta en la que todos salimos de trabajar y nos ponemos en movimiento a la misma vez, colapsando las carreteras como ocurre en este instante. ¿Los círculos del infierno de Dante? Palidecen al lado de la Ronda del Dalt un jueves a las ocho de la tarde, al menos si me preguntan a mí.
Muy fuerte debe de ser el amor que le profeso a Martin para haberme metido por propia voluntad en esta marabunta, dirección a uno de los centros comerciales de las afueras, donde hemos quedado con el objetivo más que ambicioso de renovar nuestro fondo de armario de cara a la primavera, una estación que ya se intuye por la forma en la que se alarga el momento en el que el atardecer colorea el cielo, devolviéndonos la hora más de claridad que nos fue robada meses antes, lo cual, agradezco infinitamente. Si algún día este país fija definitivamente el horario de invierno, yo me piro acto seguido, no estoy dispuesta a firmar mi muerte entre tanta tristeza.
Y sí, compruebo que el sentimiento que le profeso, efectivamente, es capaz de obligarme a esto y a mucho más, en cuanto aparco mi pequeño coche entre otros tantos, y diviso al vasco esperándome en la entrada principal del edificio, con su sonrisa de siempre y las manos tiradas en los bolsillos de un pantalón tres tallas más grande que su cintura. Hay pocas cosas que yo pueda negarle a esta persona, y tampoco me arrepiento de ello.
Solo diez minutos nos han bastado para dar por finalizada la puesta al día de rigor y alcanzar la primera de las tiendas de ropa en la que pensamos entretenernos. Y aquí estamos, caminando pasillo por pasillo, enseñándonos camisetas, pantalones cortos, tops, todo lo que pillamos, nuestros brazos sepultados bajo las prendas que nos queremos probar. Y yo, viendo nuestro reflejo en uno de los espejos de pared, vuelvo a comprobar la buena pareja que haríamos si a los dos nos gustasen los miembros del sexo contrario. Pero la vida es dura, y los imposibles, solo eso, imposibles.
- Oye, y con tu vecina ¿qué? No me has vuelto a contar nada, Keeks.
Lanza la pregunta a traición, desde el probador que queda pegado al mío, cuando ya pensaba que la novedad estrella de la semana no iba a entrar dentro de los temas de conversación del día de hoy. Ilusa de mí.
- Se llama Violeta, Martin- le suelto, a la desesperada, mientras giro sobre mi misma para ver el culo que me hace este short vaquero. No está mal, bastante aceptable, por cierto.
- Ah bueno, usted perdone, no sabía que ya estabais en el punto de tutearos como besties.
- Eres imbécil – y yo, echando un ojo antes para comprobar que ningún dependiente amargado nos esté mirando dispuesto a reñirnos, me cuelo en su cubículo para pedir su opinión mientras seguimos hablando - ¿Te gusta?
- Definitivamente, te lo llevas – y palmea mi trasero mientras termina de abrochar una de las camisas que ha seleccionado para él – Pero no te hagas la tonta, amiga, y desembucha.
- Pfff es que no sé ni por donde empezar, la verdad – cierto como la vida misma, porque menos de veinticuatro horas me han bastado para darme cuenta de que el trato al que llegamos anoche mi vecina y yo no tiene ni pies ni cabeza – Estas muy guapo con ese color, échala al montón del sí.
- Vale – el parece estar de acuerdo con mi veredicto, y se gira para encararme al ver un rastro de duda en mis ojos verdes – Venga, arranca, no puede ser tan terrible, ¿no?
¿Terrible? No, no es terrible el adjetivo que utilizaría para describir lo que pasó anoche. Tampoco ningún otro con un significado negativo, la verdad. No es eso...Es solo que la madrugada de ayer se sintió tan irreal, tan etérea, como si formara parte del tejido del que se forjan los sueños, que se me hace complicado darle forma y cambiar su naturaleza para expresarla en lenguaje hablado.
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Oniria e insomnia
FanfictionSerá un encuentro inesperado en noche azul. Si, ya lo verás.