CAPÍTULO 12: La leyenda de San Jorge

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POV: Narrador externo (Play: "Sort de tu", Oques Grasses).


Comença un dia nou sobre les teulades

Veiem com balla la foscor amb la matinada

Amanece un viernes, 23 de abril, en los barrios de Barcelona. Un día de cuentos, de mitos, de leyendas, de historias para no dormir. Un día en el que fieros dragones tienen permiso para surcar los tejados de una ciudad que contiene el aliento a la espera de ver llegar al guerrero prometido, al santo que borre de una estocada todas las amenazas. Un día, en definitiva, pensado para olvidar las penurias de la realidad y dejarse contagiar por el espíritu de las heroínas y las princesas de las historias que nos leían en la infancia.

La teva pell brillant com una estrella errant

Jo vull quedar-me a viure entre les teves mans

La circunferencia solar, aún cortada por la mitad, coloniza milímetro a milímetro la línea del horizonte mientras las calles comienzan a verse asaltadas por camionetas de reparto hasta arriba de flores, mientras las librerías montan sus tenderetes bajo los soportales de los edificios góticos, mientras los más madrugadores aprovechan para dar los buenos días a su persona con un regalo en cada mano, libros y rosas, verdor y letras.

Un crit a l'univers i se't trenca la veu

El nostre amor té tant valor que no té preu

Brindem per les persones que han deixat petjada

Pel dia que ens va portar al món la nostra mare

En un edificio como cualquier otro, dos personas tan semejantes como opuestas abandonan casi a la vez el refugio de las sábanas para enfrentarse a las horas que tienen por delante. Dos chicas que esta noche no han pegado ojo porque han decidido jugar al escondite durante un día completo, sin necesidad de ponerse de acuerdo, acobardadas por el recuerdo de una noche en la que azúcar y alcohol contribuyeron a dejar sus pieles desprovistas de la armadura que San Jorge luce en sus batallas, pero de la que ellas no pueden echar mano en la vida de los mortales.

És igual que costi tant

No hi ha res gratis però estem aquí

Vemos como una de ellas, la del cabello color fuego, se despereza a los pies del colchón y camina hacía la cocina de su casa con un gesto de profundo arrepentimiento, quizá asumiendo que, si hubiera sido un poquito más valiente y no se hubiera ocultado de su vecina, ahora no tendría las ojeras tamaño oso panda que está segura de que luce bajo los párpados.

Tu al meu costat enamorant-me

D'aquesta vida que estem vivint

Pelirroja que se asoma, acto seguido y ya con una taza de café en las manos, por detrás de un resquicio mínimo de las cortinas echadas de su salón, para echar un vistazo sin querer ser descubierta a la terraza que tiene enfrente. Terraza en la que no hay rastro de la mujer que le devuelve el sueño, así que, tras un suspiro eterno, vemos como se retira de su panóptico particular para perderse en el baño a ver si con suerte el agua de la ducha le permite retornar al mundo de los vivos.

És igual, estem de guais

Que sembla un somni però està passant

L'angoixa marxa i mira de lluny

Però no m'espanta si estic amb tu

En un piso del mismo tamaño y la misma distribución, pero con una esencia completamente distinta, una morena de ojos verdes tamborilea los dedos de los pies sobre el suelo de su cuarto, incapaz de ponerse en marcha después de una madrugada en vela martirizándose por su falta de arranque.

Oniria e insomnia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora