CAPÍTULO 18: Too Sweet.

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Chiara:

-              El agua caliente funciona por termo eléctrico, solo tendrían una factura y...

Un parloteo incesante, edulcorado y paternalista al extremo satura mis oídos mientras mis ojos son incapaces de apartarse de la corbata a rayas verdes y blancas que luce el empleado de la inmobiliaria que tengo delante de mí, abriendo y cerrando armarios y cajones a cuyas características no les presto verdadera atención. ¿Por qué se considera que llevar trajes tan formales le servirá a esta pobre gente para hacer mejor su trabajo? Pobres criaturas. Siento el desvarío, pero es que es la cuarta casa que visito en esta mañana de sábado, y mis fuerzas ya están empezando a fallar.

-              ¿Le importa si lo dejamos aquí? Le diré algo en cuanto tenga una respuesta.

Es difícil concentrarse en los pros y contras de un espacio cuando, lo primero, ni siquiera es para mí, y lo segundo, la perspectiva del plan establecido para esta noche lo llena absolutamente todo. Porque son las doce y cuarto, queda prácticamente la mitad del día para poder alcanzar el momento más esperado del fin de semana, y yo ya estoy que me subo por las paredes. Cómo no hacerlo si mis labios están experimentado a toda potencia el síndrome del miembro fantasma, y no porque los haya perdido por el camino. Simplemente han descubierto que su existencia se ve completada al encajar con otro par, un par al que llevan echando de menos desde que dejaron de rozarse anoche.

Por eso agradezco infinitamente la soledad y el silencio que me envuelven cuando me despido por fin del chico que ha ejercido de guía para mí en un laberinto de pisos de alquiler a la espera de ser ocupados, echando a andar sin un destino claro, con la única compañía del sol contribuyendo con su calor a aumentar el de mi cuerpo.

Es casi automático el rumbo que me desemboca en la Rambla, una calle kilométrica que en este momento parece haber sido trazada única y exclusivamente para mí y mi estado de ánimo expansivo como casi nunca. No puedo imaginar otra cosa si puestos de plantas y flores se exhiben ante mis ojos, estallidos de color y fragancia, vegetación dispuesta a comerse ladrillo y hormigón en el pleno centro de la ciudad.

Mis pasos se ralentizan, porque es inevitable que me pierda en los detalles, que intente identificar todos los tipos de pétalos que se descapullan a mi paso, sin dejarme atosigar por el tendero que pretende que le compre algo a toda costa. Su propaganda me distrae, pero no lo suficiente como para que mis reflejos no capten un resplandor blanquecino que me lleva a recopilar la información que almaceno en mi memoria a toda velocidad.

Claro, el mes de mayo, el habitual en el que el espécimen que tengo delante suele florecer, nos ha alcanzado ya. Y parece cosa del destino y sus caprichos que me haya topado hoy con esta planta en concreto, porque su significado viene tan a cuento ahora mismo... Un arrebato atropellado me lleva a echar mano de la cartera, mientras rezo internamente para llevar, por una vez, algo suelto encima.

Porque si el destino lo ha querido así, no seré yo la que se atreva a dejarla pudriéndose aquí, en este acúmulo de hojas y tallos informes, en vez de rescatarla y darle el uso que otros inventaron para ella. Es la hora de dejarse llevar por las casualidades.


Violeta:

El sonido de las patas del mostrador arrastrando contra el suelo de baldosas complementa el de mi respiración levemente alterada, el último esfuerzo del día humedeciendo mi ropa en esta mañana de sábado en la que he madrugado para terminar de acomodar a mi gusto mi estudio.

Wow, es fascinante como suena el eco de ese "mi ". Aún no me lo creo, la verdad, pero el caso es que después de toda una semana corriendo contra el reloj, los muebles han cambiado de disposición, las paredes han sido pintadas de nuevo por mis manos, y los nuevos folletos con los que pienso empapelar el barrio descansan recién salidos de la imprenta, olor a papel caliente, sobre la mesa del fondo. Ya solo me queda meterles mano a las recién estrenadas redes sociales del negocio para darme a conocer, a mis habilidades y al nuevo catálogo de servicios que estoy dispuesta a ofrecer.

Oniria e insomnia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora