veintiuno

68 12 2
                                    

Ya había pasado como diez minutos desde que estaba frente a la puerta de Leehan y ni siquiera había levantado la mano para tocarla ni una sola vez. Dejé escapar un suspiro profundo y golpee la puerta suavemente.

No entendía el nerviosismo, venía a su casa todos los días. ¿Acaso me preocupaba lo que él pensara si me veía allí tan temprano?

Recuerda, Taesan, solo son amigos, me repetí mentalmente una vez más.

— ¿Tae? ¿Qué haces tan temprano aquí?

Y ahí está. Esas palabras me confirmaron que no estaba tan alejado de la realidad.

— Te traje algo — sonreí y levanté la bolsa que contenía las galletas que Jaehyun me prohibió comer.

— ¿Para mí? — tomó lo que le pasé, y parecía que de pronto una lucecita se encendió en su cabeza — Ah, me quieres envenenar.

— Oye... eso fue cruel — me quejé — Las hizo Jaehyun.

— Hubieras empezado por ahí.

Se adentró en su casa, pero de repente se detuvo, se giró y me miró.

— ¿No vas a entrar?

— No lo sé... no pensaba en venir hoy, así que... — mentí descaradamente — Tal vez estés ocupado.

— No lo estoy... bueno, estaba haciendo algo, pero puedes pasar — soltó una pequeña risa — Te estás comportando raro.

Por dios, ¿tan obvio soy?

Entré, sonriendo porque si decía algo probablemente sería más incómodo. Ninguno de los dos dijo nada por unos minutos. Solo se concentró en comer, como si no hubiera comido en todo el día. Mis dudas necesitaban ser resueltas.

— ¿Qué has hecho estos días?

— Lo siento por no escribirte, tenía demasiadas cosas en la cabeza.

— No te preocupes, no hace falta, o sea... ya sabes... solo somos amigos — y en cuanto dije eso, me arrepentí.

No quería sonar desinteresado, pero tampoco desesperado. No es como si hubiera estado pensando en eso todos los días. Bueno, ¿a quién engaño? Lo estuve pensando todos los días.

— Tienes razón — fue lo único que dijo, sin mirarme.

Tienes razón.

Por primera vez, no quería tenerla.

— Entonces... ¿qué has hecho estos días?

Mierda, ¿desde cuándo pregunto tanto? Al parecer él también lo notó porque sonrió de esa manera cuando se siente complacido.

— ¿Por qué, Tae?

— ¿Por qué, qué? — sí, hazte el desentendido.

— ¿Por qué preguntas? Fue Woonhak, ¿cierto?

— Él se lo dijo a Jaehyun, y Jaehyun me lo dijo a mí.

— Bien. No he estado comiendo bien porque estoy preocupado por la universidad. Me quedan solo dos meses para volver y... estoy algo nervioso de no poder seguir el ritmo de los demás, así que he estado repasando todo, tratando de recordar algunas cosas.

— ¿Y qué estabas estudiando?

— Estaba leyendo ese libro — señaló un libro cuyo título, Anatomía, estaba impreso en un marrón más oscuro que la tapa, para que resaltara.

— ¿Lo terminaste?

— Recién iba por la página treinta cuando llegaste.

Asentí mirando el libro y luego lo volví a poner donde estaba. Me levanté para irme. Si quería estudiar, no iba a ser yo quien se lo impidiera.

— ¿Te vas?

— Creo que será mejor para que sigas estudiando, ¿no crees?

— Puedes ayudarme a estudiar — sonrió, como si estuviera a punto de decir una tontería — Después de todo, siempre fuiste un nerd, ¿no?

En otro momento me habría molestado, pero lo conocía tanto como para saber que decía ese tipo de cosas dos veces por minuto. Y bueno, mi humor no era tan diferente al suyo.

— Te ayudaré, pero si vuelves a decir eso, me voy, ¿entendido?

— No te irás — sonrió con suficiencia.

Me senté de nuevo a su lado y tomé el libro.

— ¿Qué hago? ¿Te pregunto algo y tú respondes?

— No estudio así. Estaba pensando en algo mejor — dijo, quitando la comida del lugar y llevándola a la cocina, como si estuviera despejando el espacio para que solo quedáramos los dos — Pásame eso.

Me quitó el libro, y ahora sí estábamos solamente los dos en ese sofá, sin nada que estorbara.

— ¿Qué haces? — pregunté cuando empezó a acercarse a mí. Conocía esa mirada.

— Se me queda mejor cuando toco lo que debo aprender — intenté formular una respuesta, pero nada salió de mi boca.

Me arrastré hacia el otro extremo del sofá, pero él no dejaba de mirarme y arcercarse. Cuando choqué con el borde del sofá, intenté levantarme, pero ya estaba demasiado cerca. Me tenía acorralado.

— Significa que tendré que tocarte para saber dónde está cada parte. Así estudio anatomía yo.

— Pero...

— ¿Sabes cuál es el hueso más largo del cuerpo? — negué con la cabeza, aunque realmente no lo estaba escuchando — Este — dijo, tocando mi muslo. Movió la mano lentamente, recorriéndolo por completo y volviendo a donde empezó — Se llama... — me miró pensativo — En realidad, no lo recuerdo.

— Fémur — solté, sin siquiera saber que lo sabía.

— Mierda, realmente eres un nerd — dijo riendo, acercándose aún más, respirando sobre mis labios — Me gustan los nerds.

Nos besamos y como siempre, dejaba pequeñas mordidas y tratabamos de ver quien de dominaba el beso, pero para ser sincero, él siempre ganaba. Yo solo me dejaba llevar. Pero esta vez, sentí algo diferente. Su manera de tocarme era más lenta, más intencionada, como si buscara algo más. Cada roce de sus dedos en mi piel me hacía estremecer, y su respiración, más pausada que de costumbre, me hacía preguntarme si solo era yo el que sentia tantas cosas.

Quitó su mano de mi muslo para tomarme de la cintura y hacer que me sentara sobre él. Sentí la presión de sus dedos firmemente en mi piel, como si quisiera asegurarse de que no me moviera de su regazo. Mi corazón latía rápido, y aunque ya habíamos estado en situaciones similares, algo en el ambiente era distinto.

Él me miró a los ojos, su mirada tan intensa como de costumbre, y por un momento, me pareció que estaba dudando, como si quisiera decir algo que no se atrevía a expresar en palabras. Me mordí el labio, nervioso, y su mirada se dirigió de inmediato a mi boca. Lo vi inclinarse un poco más, como si quisiera besarme de nuevo, pero en vez de hacerlo, sus labios se detuvieron a milímetros de los míos, casi provocándome.

— ¿Sabes...? — comenzó a decir, pero dejó la frase a medias. No preste atención a la pregunta porque era normal en el eso, nunca podía saber todo lo que pensaba.

Su mano subió por mi espalda, hasta detenerse en la nuca, y sin decir más, me besó de nuevo, esta vez con más intensidad. Respondí a su beso, entregándome por completo.

Solo esperando que no parará.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 06 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

número Donde viven las historias. Descúbrelo ahora