diecinueve

106 14 1
                                    

— ¿Leehan, en serio aún no tienes una miserable licencia de conducir?

Leehan estaba en el asiento de atrás, mientras que yo iba adelante, al lado de Woonhak, quien era el que conducía.

— ¿No te dijo por qué te trajo por ese camino? —me preguntó Woonhak.

— Cállate, Woonhak —respondió Leehan.

— Pues resulta que no ha renovado su licencia desde que volvió.

— ¿Para qué lo haría? De todos modos, no me quedaré mucho tiempo.

— ¡Para no quedarte en medio de la nada!

Los dos comenzaron una pequeña discusión que me habría resultado muy cómica si no fuera por la punzada que sentía en la cabeza cada vez que alzaban la voz. Necesitaba dormir.

El camino siguió bastante tranquilo. Woonhak estaba un poco desanimado y más molesto de lo normal. Él disfruta pelear con Leehan, pero esta vez parecía frustrado de verdad.

— ¡Está en rojo! —avisé, y Woonhak frenó de golpe, aumentando mi dolor de cabeza.

— Lo siento, no lo vi.

— Oye, ¿estás bien? —le pregunté.

— Algo.

— ¿Qué pasó? —preguntó Leehan, acercándose más.

— No es nada.

Ambos lo miramos con cara de súplica, esperando que nos dijera lo que fuera que le estaba pasando por la cabeza.

— ¿No has hablado con Jaehyun? —me preguntó Woonhak. Negué con la cabeza.

— No lo he visto en todo el día. ¿Le pasó algo?

— No... él está bien, no te preocupes por eso. Pero sí tiene que ver con él... discutimos un poco.

Llegamos a nuestro destino y Woonhak detuvo el auto. Me quité el cinturón de seguridad para mirarlo mejor.

— Le dije que conociera a mis papás, y no lo tomó bien, me dijo que estaba apresurando las cosas —dijo, bajando la mirada.

— ¿Conocer a tus papás? ¿No habías dicho que ni siquiera te ha pedido que sean novios? —preguntó Leehan, a lo que yo le reproché con la mirada. Solo lo haría sentir peor.

Woonhak suspiró.

— No sé qué hacer. Me dijo algunas cosas feas y yo simplemente lo dejé hablando solo. ¿Qué debería hacer?

— A mí ni me mires —se apresuró a decir Leehan.

— Solo dale tiempo. Los papás lo asustan un poco.

— ¿De verdad?

Intenté animarlo. No sabía qué era lo correcto decir y qué no. Eso es lo difícil de ser amigo de dos personas que están saliendo. Entendía ambas partes, aunque no había hablado con Jaehyun, ya sabía a dónde iba todo esto.

...

Había pasado una semana, y Jaehyun seguía igual de desanimado. Cuando estaba en casa, intentaba animarlo, pero era bastante difícil. No tenía ganas de hablar.

Eso no era bueno, para nada.

Las clases que tenía hoy no eran tan importantes, así que decidí saltarme algunas para llegar antes a casa y seguir intentándolo, aunque sabía que no tendría mucho fruto.

No cuando me encontré con Jaehyun rodeado de botellas de alcohol y con los ojos rojos. No sabía si era por el alcohol o por haber estado llorando.

— Levántate, debes darte una ducha —le dije.

número Donde viven las historias. Descúbrelo ahora