31~ 𝓟𝓸𝓬𝓱𝓮́ - 𝓒𝓪𝓵𝓵𝓮

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Caminando dentro de la oficina de Leo, tomo una silla y me siento.

-Necesito el siguiente domingo libre.

Los domingos por la noche no suelen ser ocupados, así que no estoy sorprendida cuando no alza su mirada de lo que escribe en su laptop y responde.

-Está bien. Me aseguraré de que Andrea pueda trabajar. -Esta parte es la que se pone difícil. Se pone difícil porque nunca antes he pedido esto, y no estoy segura cuál será su respuesta. Y como si acabara de notar que no he terminado aún, alza su cabeza y entrecierra sus ojos hacia mí-. ¿Qué quieres ahora?

-El siguiente sábado libre también.

Se inclina hacia atrás en su silla dándome una mirada dura.

-¿Por qué?

Me encojo de hombros y trato de no sonar como una tonta cuando murmuro:

-Quiero llevar a Daniela a casa ese día. Extraña su casa, y la playa de allá.

Las cejas de Leo se alzan y estalla en carcajadas. Sacude su cabeza y sonríe sabiendo.

-¿Cuándo le vas a decir que estás enamorada de ella?

Toso.

-Sólo han pasado tres semanas y media desde que estamos juntas. No estoy enam...

Me corta con un gesto.

-Sí, lo estás.

La frustración pasa a través de mí. Inclinándome de nuevo en la silla, suelto molesta:

-No se suponía que eso pasara. No era parte del plan.

Alza una ceja interrogativamente.

-¿Cuál era exactamente tu plan?

Me pongo de pie y pongo énfasis en cada palabra con rápidas pausas en el medio.

-No enamorarme. - echa su cabeza hacia atrás y comienza a reír. Mi labio se curva-: ¿De qué te ríes, idiota?

Aun riendo dice:

-¿Crees que querían enamorarme de Sam? Diablos no. No era el momento correcto para mí. Tenía un plan también. El plan de que tenía que sentar cabeza al inicio del siguiente año. -Sonríe-. No funciona de esa manera, Poché. Ponlo de esta forma. Si Daniela te llama hoy y te dice que quiere que verse conotras personas, ¿qué harías?

Ruedo mis ojos.

-Diría joder no y eso no pasaría.

Sonríe.

-Porque el pensamiento de las manos de otra persona en ella hace que tu sangre hierva, ¿correcto? Porque ella es tu mujer, y ama a tu hija. Ella te hace sonreír de verdad, no la sonrisa que has aprendido a poner para el bien de otras personas. Y porque cuando ella toma tu mano, lo hace para que el mundo lo vea, y se preocupa por una mierda pequeña como esa. O tal vez es porque realmente se preocupa por ti, de corazón y alma.

Las ganas de pelear son noqueadas con éxito, suelto el aire.

-Sí.

Mira hacia arriba pensando.

-El viernes libre también. No creo que la hayas llevado a una cita real antes, ¿lo has hecho?

Mis cejas se juntaron pensando.

-No, no lo he hecho.

Suspira.

-¿Tengo que hacer todo por ti?

Mientras doy un paso fuera de su oficina, le levanto el dedo. Caminando por el pasillo, lo escucho gritar:

-¿Seguro que no quieres que limpie tu trasero también?

Sugar RushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora