6~ 𝓟𝓸𝓬𝓱𝓮́ - 𝓝𝓲𝓷𝓪 - 𝓒𝓪𝓵𝓵𝓮

430 68 6
                                    

Justo antes de que hiciera mi salida, recojo mi plato de pizza y lo llevo conmigo. A decir verdad, estoy un poco molesta de que esté teniendo que demostrarle que soy una buena persona a una chica que ni siquiera conozco.

Por lo menos, creo que soy una buena mujer.

Mi estómago se retuerce en nudos.

Genial. Ahora ella te tiene preguntándote a ti misma. Qué perra.

Oye, vamos, cerebro. No hables así de ella. Odiaría tener que patear tu culo.

Mi cerebro sonríe y asiente en señal de aprobación.

¿Ves? Buen chico.

Conocer a alguien a quien no le gustas por una razón tan débil apesta. Pero rápidamente me hace preguntarme si algún idiota, con quién Calle salió no la respetó y coqueteaba con alguien más frente a ella. Niego con la cabeza ante la idea de querer romper la nariz del inexistente exnovio o ex novia de Calle. De ninguna manera alguien que tuviera a una mujer como esa se arriesgaría a perderla por algo tan estúpido.

No importa. Estoy decidida a conquistarla. Marca mis palabras; vamos a ser amigas. Si tan sólo pudiera hacerle ver lo buena persona que soy...

Parada frente a su puerta, sostengo mi plato en una mano y levanto la otra para golpear. Unos segundos más tarde, ella abre la puerta usando el pijama de franela azul marino más feo que haya visto nunca. No tengo ni idea de cómo se está logrando verse sexy con eso. Su cabello está en un moño desordenado en la parte superior de su cabeza, y yo sonrío por lo adorable que se ve.

Con las cejas fruncidas por la confusión, ella empieza a preguntar:

-¿Qué estás...? -Pero cuando me muevo para entrar, me tropiezo con mi cordón desatado.
El plato en mi mano se proyecta hacia adelante, y en cámara lenta, veo como las tres porciones de pizza vuelan por el aire y salpican la parte delantera de su camiseta de dormir.

Con su boca abierta y el cuerpo rígido, ella se para allí, con los ojos bien abiertos, sorprendida. Un gemido sale de su boca. Me quedo mirando la salsa de tomate marcándola y no puedo evitarlo.

Resoplo.

Mi risa desaparece cuando veo su cara enrojecer con color rojo brillante. Su labio inferior tiembla y sus ojos brillan con lágrimas. Ella asiente una vez con resignación, luego, cierra la puerta en mis narices.

¡Mierda!

-Calle, por favor abre la puerta. Soy una idiota. No debí haberme reído, pero tienes que admitir... que fue un poco divertido.

Mi pecho se aprieta cuando oigo un sorbido desde el otro lado de la puerta.

Oh, mierda. Paso una mano por mi pelo, indefensa. Esto ocurría completamente de otra manera en mi cabeza. Ella abriría la puerta, vería la pizza en mis manos, y me sonreiría. Me diría que se estaba muriendo de hambre, y que yo era su heroína.

Iríamos dentro, conversaríamos y nos vincularíamos sobre la pizza, y luego cada vez que comiéramos pizza juntas, nos sonreiríamos la una a la otra sabiendo que toda nuestra amistad comenzó con nuestro sabroso producto horneado favorito.

¿Realmente, universo, te mataría hacerme su heroína de la pizza?

No estoy pidiendo mucho aquí.

La oigo alejarse de la puerta y rápidamente llamo de nuevo.

-Calle, pastelito, realmente lo siento. Por favor, abre la puerta. Por lo menos déjame ayudarte a limpiar. -Mi frente golpea la puerta con un golpe sordo. Cierro los ojos y escucho otro sorbido-. Por favor no llores. Estás rompiéndome el corazón.

Sugar RushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora