32~ 𝓒𝓪𝓵𝓵𝓮 - 𝓟𝓸𝓬𝓱𝓮́

342 62 2
                                    

—Pavo con pan blanco, ¿está bien? —grito a Axel mientras trabaja en mi regadera goteante.

Me responde desde el baño:

—Lo que sea, joder. —Su tono se engrosa cuando parlotea—. Me estoy muriendo de hambre.

Nina se ríe de algo en la televisión, sentada en mi sofá, comiendo papas fritas de la bolsa, mientras prosigo y trabajo en alimentar a su esposo aparentemente muerto de hambre. Qué tan muerto de hambre está, no podría decirlo. Poché, Ax, Leo y Andrea comen casi todo el día. Ni siquiera estoy segura en como Martha no fue comida con casa y todo.

Mientras agarro el pavo y la mayonesa del refrigerador, veo de reojo a Nina y muerdo el interior de mi mejilla. Sé que no debería decir nada, que no es de mi incumbencia, pero mientras más pienso en ello, mi corazón late más rápido. Late más rápido y más rápido, cuando repentinamente dejo escapar:

—Necesito decirte algo y es importante, pero probablemente vas a exagerar tu reacción, y estoy segura que sólo te lo diría si estuviera segura de que no reaccionarias exageradamente y le soltarías el chisme a mamá y papá, pero te conocemos, y tienes una tendencia a reaccionar exageradamente, maldita sea.

Nina se gira hacia mí lentamente, buscando mi cara.

—¿De qué demonios estás hablando?

Golpeó el pan en la parte superior del sándwich y gruño.

—Eres tan lenta. Realmente no puedo creer que todavía no sepas esto. Asumo que no debería saberlo, pero hice algo de trabajo detectivesco y lo descubrí, porque realmente me importa. —La miro—. ¿A ti no te importa?

Sus cejas se elevan hasta la línea de su cabello antes de gritar hacia el baño.

—Ax, cariño, pienso que necesitamos llevar a Daniela al hospital o alguna mierda así.

Responde:

—¿Está sangrando?

Nina mira hacia mí.

—No, pero está diciendo locuras.

Él gruñe.

—Está loca.

Frunzo el ceño hacia la puerta del baño.

—¡Loca como un zorro!

Nina se ríe antes de preguntar.

—¿De qué estás hablando, Dani?

Hago un sonido de exasperación.

—Juli. —La cara de ella me dice claramente que no sabe de lo que estoy hablando. Ruedo mis ojos, lanzo mis brazos hacia mis costados, y boom—: ¡También le gustan las mujeres!

Sus ojos se amplían con incredulidad un momento antes de que estalle en risas. Se ríe y ríe y tose y se ríe un poco más. Pero no me estoy riendo. La miro fijamente, y lentamente, su risa muere. Después de un momento, espeta:

—¿Estás bromeando? No estás bromeando, ¿verdad? —Se ríe sin humor—. ¿Por qué piensas que es lesbiana?

La miro a los ojos y digo:

—El simple hecho de que tiene una novia.

Los ojos de Nina se amplían cómicamente un momento antes de que salte del sofá y se ponga en pie, claramente sorprendida.

—¿Una novia? ¿Qué mierda? ¿Cómo sabes eso?

Inclino mi cabeza hacia el costado.

—Como dije, hice mi investigación.

Sugar RushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora