39~ 𝓔𝓹𝓲𝓵𝓸𝓰𝓸

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Salgo de la tienda, hojeando las fotos, sonriendo y riendo para mis adentros. Seis meses después de nuestro compromiso, Poché y yo nos casamos. No fue una ceremonia lujosa. Fue pintoresca. Teníamos a toda la gente que queríamos allí e hicimos todo a nuestra manera. Por ejemplo, a pesar de que Poché llevaba un esmoquin de tres piezas, llevaba sus Vans negros en lugar de zapatos de vestir. Y a pesar de que yo no debería haber vestido de blanco, lo hice, sólo porque quería.

Leo insistió en que hiciéramos la celebración en el club, y teniendo en cuenta que fue donde nos dimos nuestro primer beso real, estuve de acuerdo.

Juli decidió que iba a ser mi dama de honor, dado que ella no vivía en la ciudad, sentía que merecía la posición ya que veía a Nina todo el tiempo. Nina y yo estuvimos de acuerdo, y ella y Anto fueron mis damas de honor.

Poché le preguntó a Leo y a Axel se querían ser nuestros testigos junto con Sam y Laura. Mi padre lloró toda la ceremonia, junto con mi madre que le entregaba clínex al mismo tiempo. Mama Garzón se secó los ojos, y en general, fue una ocasión feliz.

Poché me miraba como si fuera la mujer más valiosa del mundo, deteniéndose cada media hora para preguntarme:

—¿Te he dicho lo hermosa que te ves hoy, amor?

Comimos y bailamos hasta altas horas de la madrugada, y sonreí toda la maldita noche. Incluso ahora, una semana después, cuando miro hacia mi anillo de bodas, me duele de felicidad.

Veo a la floristería algunas tiendas abajo y entro de cabeza.

𝓟𝓞𝓥 𝓜𝓪𝓮

En cuanto pongo las galletas en el horno, suena el timbre. Abro la puerta y un repartidor está allí sosteniendo un ―escandalosamente grande― ramo de flores.

—Elena Mae... —Él mira hacia abajo al albarán de entrega antes de mirar hacia mí—. Lo siento; no aparece su apellido.

Estoy aturdida.

 —Soy yo.

Me entrega las flores con una sonrisa.

—Parece que alguien está pensando en usted. Tenga un buen día, señora.

Me cuesta mirar por encima de la parte superior del montón de colores, hago una pausa para colocarlas sobre la mesa en la sala. Tomo la tarjeta y la abro.

Estimada Mae,

Una mujer sabia me dijo una vez
que el amor no es orgulloso.

Gracias. Por todo.

Pensando en ti,

Daniela Calle


Dentro del sobre hay una fotografía. Sonrío cuando me doy cuenta de que es una imagen de la joven Daniela el día de su boda. La chica guapa a su lado, con los ojos del color de las aceitunas, sonríe, mirándola con puro amor. Daniela sostiene la mano de una chica muy joven en una silla de ruedas.

No puedo dejar de notar la pequeña protuberancia en su vientre. El puente de mi nariz hormiguea cuando miro hacia el retrato de mi difunto esposo.

—Bueno, ¿qué te parece eso, Stan?

Sonrío hacia él, con lágrimas llenando mis ojos. La felicidad me calienta.

Ella lo hizo.

Ella consiguió su subidón de azúcar.

Fin.


















*****
Nuevamente hemos llegado al final de otra historia. Y nuevamente super agradecida por todo su apoyo y saber que les gusta lo que les adapto. Simplemente un día se me ocurrió de adaptar mis libros favoritos a Caché y no pensé que les iba a gustar tanto 🥺

Gracias de verdad por sus comentarios y decirme que lo estoy haciendo bien, porque la verdad estar aquí y ponerme a adaptarle o escribirle es un gran escape de mi vida rutinaria. Mil gracias de verdad 🫶🏻🥰

Nos leemos pronto ✨

Sugar RushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora