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El tren recién había llegado a Avonlea, no creo que esté contenta; más bien curiosa por ver cómo es la "famosa" Avonlea

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El tren recién había llegado a Avonlea, no creo que esté contenta; más bien curiosa por ver cómo es la "famosa" Avonlea.

Había una carroza esperándonos, pude notar que una niña pelirroja se encontraba sentada, parecía esperando a alguien.

—No estés nerviosa, solo no hables bueno si pero no te sobrepases — Se decía la pelirroja a ella misma, me encontró mirándola lo que hizo que la desviara incómoda.
— ¡Ese vestido es de lo más emocionante que he visto! —Dijo la pelirroja hacia mi dirección haciéndome sobresaltar.

— Mm gracias — Dije en un tono cortante, me parecía rara aquella niña ¿Acaso estaba loca?

— ¿Dónde lo compraste? O no me digas mejor, soy muy fea y jamás podría usar un vestido así de hermoso. — Decía la pelirroja, miré a mi padre incómoda y el ya estaba subiendo nuestros equipajes.

—No lo compré, yo lo hice — Dije en un tono incómodo.
— ¿Tú lo hiciste? ¡Es maravilloso! —Decía la niña con una cara de admiración.
— Gracias... —Dije, tal vez sea loca pero me agrada.
—¿Cómo te llamas? No puedo creer que tengas tanto talento—Dijo la pelirroja haciéndome sonrojar.

—Adelaide— Escuché como mi padre me llamó haciéndome dar cuenta que ya estaba todo listo para irnos.
Me despedí con la mano de aquella chica y me dirigí hacia la carroza y marchamos.

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Al llegar vi una casa, no una casa no, ¡Una mansión! Era gigante, pensé que tal vez al estar en un campo viviría en una casa pequeña.

—Padre, es gigante — Dije con alivio, lo que hizo que mi padre se riera.
—Crees que dejaría que tu abuela viviera en una casa pequeña teniéndome a mi? — Dijo este fingiendo un tono dolido.

—¡Por fin llegaron! — Una voz interrumpió su conversación.
—¡Abuela! —Dije corriendo hacia ella cortando la distancia con un fuerte abrazo. —Te extrañé mucho, no sabes la falta que me has hecho después de...Todo lo que ha pasado —Dije lo último con un tono triste.
—Ay mi pequeña —Dijo dándome un besito en la cabeza —Ya por fin estamos juntas— Eso hizo que sonriera.

—Armand, querido aquí estás —Dijo mi abuela abrazando a mi padre.
—Inés, es un placer poder venir aquí y compartir con usted. —Dijo mi padre.

Sé que mi padre la respeta mucho, es la madre de mi madre y se que le genera mucha inspiración.

—Vamos pasen, hice mi famosa tarta de manzana —Dijo Inés haciendo que todos sonrieran.
—¡Si! Pensé que moriría de hambre antes de probarla —Dijo mi padre haciendo que soltáramos una carcajada.

Entre y todo era parecido a mi casa en Paris, era espaciosa y tenía una hermosa decoración, se que mi abuela tiene un buen gusto en decoración.
Tenía su sala de estar, cocina y un inmenso jardín (ya se donde mi abuela pasa el día entero).
Era de tres pisos y muy espaciosa. Estaba pensando que tal vez Avonlea no sea tan malo como creía.

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Después de comer hasta reventarme subí a lo que vendría a ser mi habitación, era preciosa; tenía una cama gigante, un escritorio para estudiar y un espacio para mi arte. Mi padre había subido mis cuatro baúles; el primero estaba lleno de telas y utensilios para mis vestidos, sombreros. El segundo tenía mis más costosos vestidos y accesorios. El tercero tenía mis zapatos, chaquetas y ropa para invierno y el último...Tenía cosas de mi madre y de mis amigos, la extrañaba muchísimo.

Empecé a sacar todo y a arreglar todo en mi habitación, era incluso más grande que mi habitación en Paris, estoy muy satisfecha.

*Toc toc toc*

Voltee y vi a mi padre recargándose del marco de la puerta.

— ¿Qué te parece? —Dijo mi padre, sonaba como si estuviera seguro de que no pondría ninguna queja.
— Es precioso papá —Dije riendo haciendo que el soltara un suspiro de alivio.
— Tu abuela me dijo que mañana iremos a tomar té para conocer a las familias de aquí —Dijo mi padre esperando mi reacción, el sabía que me encantaba ese tipo de cosas.

—Genial, tengo un hermoso atuendo para la ocasión —Dije buscando entre mi ropero el cual había llenado de hermosos vestidos. —Ha sido un día largo y quiero estar lista para mañana — Dije tratando que mi padre captara la indirecta y se fuera.

—Okay ma princesse, duerme bien y cualquier cosa estoy en la habitación en el fondo del pasillo —Dijo depositando un beso en mi cabeza.
—Bonne nuit papa— Dije despidiéndome de mi padre.
—Bonne nuit ma princesse. —Dijo mientras salía de mi habitación cerrando la puerta.

Fui a tomar una ducha y regresé a mi habitación, la verdad no sabía que pensar, me gustaba el lugar y me sentía cómoda ya que aquí estaba mi abuela pero extrañaba París, extrañaba a Cassian y a mis demás amigos. Pero sabía que lo que más extrañaba era a mi madre...

Decidí que haría un "regalo" algo que siempre hacía cuando iba con mi madre a tomar el té o a conocer a sus negociantes, pensé que lo que más podría gustarle a una señora de campo sería un sombrero y me puse a ello, tomé unas tijeras y empecé cortando los materiales, decidí que sería adecuado hacer un sombrero de color azul claro con unos pájaros bordados.

Amaba bordar y experimentar con telas, tenía un don que lo usaba de una muy buena manera.
Ya estaba muy oscuro afuera y mis ojos empezaron a picar pero ya estaba terminando, debía de hacerle unos ajustes y después podría descansar.
Era demasiado tarde, estaba exhausta, caminé como pude hacia mi cama y me recosté quedándome completamente dormida.

𝓜𝓸𝓷 𝓑𝓮𝓪𝓾/𝓖𝓲𝓵𝓫𝓮𝓻𝓽 𝓑𝓵𝔂𝓽𝓱𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora