Capítulo 6: Primera Misión

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—Muchas gracias por recibirme, señora Midoriya —Toshinori sonrió un poco, sentado en la sala de estar de la familia Midoriya, admirando lo limpia que estaba—. ¿Segura que no estoy interrumpiendo nada? Puedo volver más tarde.

—No interrumpe nada, señor Yagi —Inko le servía un poco de té en una pequeña taza—. Pruébelo: el té verde era... —sus palabras se quedan atoradas en su garganta.

—Comprendo.

Toshinori bebió un poco del té y se sorprendió. Tenía un sabor suave al primer contacto, pero era muy intenso una vez que lo pasó por su garganta; era un té calmante de cierta forma.

—Este té es impresionante, señora Midoriya, muchas gracias por compartirlo conmigo —le sonrió mirándola.

—El gusto es mío —dijo y observó a las escaleras que llevaban al segundo piso—. ¡Izumi, baja ya, el señor Yagi te está esperando!

El silencio se instaló en el lugar después del grito; era bastante incómodo. Normalmente la residencia Midoriya era un lugar lleno de una gran energía, pero después de que Izuku murió, ya no quedaba ni un rastro de eso.

Inko intentaba ser fuerte por su hija, pero Izumi era un caso totalmente aparte, como si todo su ser hubiera cambiado.

—No apresure a la pequeña Izumi, está pasando un momento duro al igual que usted.

—Lo sé, pero al menos quiero que salga de su habitación un momento, solo... solo un momento.

—¿No sale? —Toshinori bebió un poco de su té.

—Solo sale para ir al baño y para ver el cuarto de Izuku —suspiró con melancolía—. Quiero limpiarlo, pero dice que Izuku debe tener su cuarto exactamente como él lo dejó para que no se sorprenda cuando regrese.

—¿Ella piensa que va a volver? —el rubio desvió su mirada a las escaleras y su corazón se hundió—. La primera fase del duelo es de las más complicadas. La negación es dura.

—Hace un momento, dijo que escuchó a Izuku en su cuarto. Yo a veces también lo hago, pero sé que no es él; me pasó mucho cuando mi marido murió. La mente es el peor enemigo de una persona porque es lo que te conoce, fortaleces y debilidades.

—Lo siento mucho —Inko le sonrió débilmente; la mujer era fuerte, pero sus manos temblorosas mostraban que en cualquier momento se iba a romper—. Debe estar a su lado todo lo posible.

Inko asiente, pero entonces escuchan pisadas bajando por las escaleras y ahí se veía a una Izumi con una sudadera larga que tapaba todo su torso y parte de sus muslos. Su rostro aún se mostraba cansado y triste.

—¡Yo sé lo que escuché! ¡Era Zuzu, platicaba con alguien! —dijo enojada mirando a su madre y a Toshinori—. Quizás Zuzu está preparándose para ser un héroe en secreto.

—¡Izumi, no seas maleducada con la visita!

—¿Por qué piensan que estoy loca? ¡Zuzu es mi mellizo! ¡Mi conexión con él es más grande de lo que ustedes pudieran creer jamás!

—Pequeña Izumi, nadie ha dicho lo contrario, es muy normal pensar eso, ¿Te gustaría salir a caminar conmigo y con tu madre? Puede ayudar a despejarte un poco —ofreció Toshinori mirando el decadente estado de Izumi.

—¿Despejarme? ¡No quiero despejarme! ¡Todo esto solo es una mala pesadilla, en cualquier momento voy a despertar! —comenzó a revolverse el pelo sintiendo como sus ojos se llenaban de lágrimas—. ¡Estoy bien, carajo!

Se fue corriendo al segundo piso y una puerta es cerrada con brusquedad. Inko está por levantarse, pero Toshinori la detiene. Cayó con pesadez al sofá y comenzó a sollozar.

Sin opción (Reedición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora