Sin opción (Reedición)

Capítulo 4: El Funeral

En una cafetería con temática de héroes que había en la ciudad de Musutafu, Japón, estaban varias personas platicando sobre sus vidas, logros o simplemente temas banales, pero casi todas iban eventualmente al tema del momento: el derrumbe de la secundaria Aldera hace unos días atrás.

Eso fue un suceso increíble y los rumores daban una respuesta al derrumbe. La noche era usualmente sinónimo de peligro, donde los villanos se mostraban más activos para poder dañar o robar a los civiles, pero atacar a plena luz del día y a esa escala era algo preocupante. A los villanos les comenzaba a dar igual todo.

—Se dice que en realidad todo fue un ataque de villanos para probar un punto —habló con nervios una chica de cabello verde oscuro hasta los hombros y con puntas onduladas; lo más destacable de su rostro eran sus dientes largos y puntiagudos—. ¡Es horrible! ¿Imaginas que eso nos hubiera pasado a nosotras?

—Creo que... podríamos haber hecho algo... —habló en voz baja una chica de cabello blanco y peinado hacia un lado, tapándole uno de sus ojos—. Dicen que los villanos solo hicieron el derrumbe; no estaban ahí para atacar a la gente... Tokage.

—¡Cierto! —habló aliviada—. ¡Eres una genio, Reiko! —observó a su grupo de amigas—. ¡Nosotras podríamos haber hecho algo!

—Oh, este frappé de matcha no sabe tan bien —habló una chica de cabello largo y lacio de color castaño claro, con labios un poco regordetes—. ¿Qué? —sintió las miradas de sus amigas sobre ella—. ¿Dije algo?

—Ejem, Camie, creo que no es buen momento para decir eso —habló una chica de pelo corto, de color morado, y con una especie de conectores de audífonos conectados en sus orejas—. Estamos hablando de un tema importante.

—¿De verdad, Earphone? —se quedó sorprendida—. Recuerden que ya no estoy en secundaria. Estoy en Shiketsu. No creo que me haya pasado eso —comentó pensativa con un dedo en su mentón.

—Justo cuando Camie tiene tiempo para visitarnos, nosotras hablamos de esto —suspiró Setsuna—. Es el tema del momento, amiga.

—Tranquila, hablar con ustedes es lo que me agrada, no el tema en si —le restó importancia—. ¿Qué más saben?

—No creo que hayan sido villanos, no había pruebas —retomó la plática Kyoka—. Todos los expertos apuntan a que los materiales se habían desgastado y que los cimientos cedieron. Fue una mala gestión de recursos.

—Debe ser horrible, toda esa tragedia por ahorrar unos cuantos yenes —se cruzó de brazos, enojada.

—Pero... ¿Qué hay de las... familias de los afectados? —preguntó con su tono lúgubre la peliblanca.

—Deben estar desconsoladas, eso seguro, tengo un video de cómo se veía el lugar al momento del caos, muchos cadáveres... —Reiko susurró—¿Quieren verlo?

—¿Podemos parar? Hablar de eso se me hace de mal gusto por los afectados —Kyoka jugaba con uno de sus auriculares de oreja.

—Izuku Midoriya... —habló Reiko, haciendo que las otras tres chicas sintieran un escalofrío—. Se reveló que es uno de los alumnos fallecidos. No tenía don. Lo cual lo hace todo más... Lúgubre.

—¿Existen personas sin don, Emi? —preguntó Camie mirando a Reiko que solo asentía—. Woah.

—No es muy difícil saber esos datos; su madre hizo una demanda colectiva con todos los afectados contra la escuela; casi toda la información que no son rumores sale de ahí, por eso muchos dan por hecho la versión de la negligencia de la escuela, pero no estoy tan segura —remarcó Setsuna.

—A como va todo, la escuela perderá mucho dinero porque le dará una gran suma de dinero a cada una de las familias afectadas; no hace falta decirlo, pero la escuela va a cerrar definitivamente —Kyoka mostraba algunas fotos de cómo quedó la institución luego del accidente, sin cadáveres, claro.