Capítulo 1: Niño ilusionado

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La simple existencia de un mundo donde los poderes existan es emocionante para cualquier persona amante de los videojuegos, cómics, anime o manga. Tengo la suerte de vivir en un mundo así. Antes todos nacíamos diferentes unos de otros, ahora es más claro. ¿Por qué? ¿Acaso podemos quitarnos nuestros ojos sin problema? ¿Tenemos ahora alas en nuestra espalda? ¿Quizás podemos hacer explotar las cosas sin necesidad de dinamita? Aunque cueste creerlo, ¡Todo eso es posible en mi mundo! Cualquiera en este mundo cuenta con una particularidad que nos da estos maravillosos poderes tan distintos unos de otros. Se les llama de diversas maneras, "quirks", "dones", "peculiaridades" o "poderes". Hay de todo tipo. Aunque te he estado mintiendo un poco, no todos nacemos con poderes...

Sí, los héroes son una realidad donde vivo, grandes, pequeños, musculosos y delgados. Imagina cualquier poder y estoy seguro de que existe un súper héroe con ese don. Nadie tendría problemas con algo así; al final vivimos en una sociedad llena de héroes con poderes incomparables, pero, así como los héroes existen, los villanos también.

Esta sociedad parecería perfecta y equilibrada, pero hay un secreto que todos ignoran, esa basura que escondes debajo de tu cama para ahorrarte trabajo al limpiar tu habitación. Todos buscan mantener la preciosa fachada de que vivimos en un mundo perfecto donde todos son felices, pero yo sé que eso no es verdad, ¿Cómo lo sé? Porque yo soy parte de esa basura que esconden bajo la cama.

Ser querido en una sociedad con poderes y héroes debería ser sencillo, ¿No? Nada más lejos de la realidad, no todos pueden ser queridos de la misma forma, así de simple. Cuando les comenté que hay dones de todo tipo, no fue una exageración. Hay de todo tipo, desde los más increíbles, como lanzar electricidad, endurecer todo tu cuerpo o crear explosiones con tus manos, hasta los más inútiles, como estirar tu cuello o solamente tener la apariencia de un animal, apariencia, no habilidades.

La jerarquía social de mi mundo es sencilla, si tienes un don increíble vas hasta arriba, uno promedio te quedas en la mitad, uno malo te vas hasta abajo, pero incluso existen dones a los que la sociedad les tiene miedo, dones que no comprenden, que son peligrosos porque no saben lidiar con ellos, que les dan apariencias de una persona mutante; esas personas también son parte de la basura debajo de la cama... pero, incluso entre ellos, hay cierto sector que es menos querido, los que directamente nacen sin un don, ¿Quién sería parte de esos pobres diablos que nacerían en un mundo con poderes y no poder tener uno?

Pues, damas y caballeros, permítanme presentarme, yo soy de esos desgraciados, me llamo Izuku Midoriya. Alguna vez tuve el sueño de ser un héroe como cualquier niño, pero las cosas no salieron como yo creía, ridículo, ¿No? Siempre tuve la sensación de que, si me esforzaba, estudiaba y entrenaba, podría llegar a cumplir ese sueño infantil, pero no era mi destino; al menos en esta vida, muchos me decían que no valía la pena que siguiera ese objetivo, pero me negaba a escucharlos; desde mi punto de vista, yo tenía muchas opciones para convertirme en un héroe, pero con el pasar del tiempo la vida me iba a demostrar lo equivocado que estaba.

Al final me quedé sin opciones.

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Izuku Midoriya, un muchacho peliverde y pecoso, su historia no es la clásica del héroe escondido y que va a cambiar el mundo para el bien. No; trata de un joven que, por más que lo intentó, no pudo juntar ninguno de los requisitos y características físicas para poder ser un héroe o, como mínimo, una persona respetada en su mundo. Por el contrario, era menospreciado, subestimado y odiado por quienes lo rodeaban.

Sin opción (Reedición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora